9. Páginas sinceras

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Sergio se encontraba en la penumbra de su habitación del hotel antes de partir junto al equipo de Red Bull hacia las 3 semanas de vacaciones donde tenía planeado pasarlo con su esposa e hijos. El mexicano, piloto mayor, era solo iluminado por la lámpara de su escritorio. 

El silencio del lugar contradecía con la tormenta que rugía en su interior. Tenía el diario abierto sobre la mesa, y claramente volvió a releer lo que él mismo había escrito antes de la carrera, y antes del accidente.

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Me has hecho pensar en muchas cosas. No puedo evitar recordar todos esos momentos en los que hemos discutido y nos hemos dicho cosas que ni siquiera en la pista tienen sentido. Sé que no volveremos a ser amigos, ni lo seremos en el corto plazo, pero me has sorprendido al escribir sobre el respeto. Es raro, porque no es lo que esperaba escuchar de ti.

Dicho esto, no te creas que porque mencionaste algo positivo sobre mi capacidad para soltar las cosas, de repente voy a ser menos competitivo. Lo que hacemos en la pista sigue siendo lo más importante, y lo que sucede fuera de ella no cambia lo que somos como pilotos. Yo no dejo de luchar, y lo mismo espero de ti.

Hemos tenido nuestras diferencias en carreras pasadas, y creo que en otros aspectos... Especialmente en situaciones que nunca aclaramos del todo. Tal vez deberíamos haber hablado antes, pero no es que seamos ese tipo de personas. Sé que ambos tenemos un carácter fuerte, y eso nunca ha facilitado las cosas.

Pero ya que estamos aquí, usando este diario, al menos puedo decir que empiezo a entenderte mejor. No me malinterpretes, no estoy diciendo que todo esté bien entre nosotros, porque no lo está. Me sigue molestando cómo manejaste la situación en Brasil, ni hablar de Mónaco y probablemente tú tengas tus propios reclamos sobre mí. Pero este es un paso, ¿no? Supongo que al final del día, ninguno de los dos puede hacer todo solo, y al menos deberíamos intentar no complicarnos más de lo necesario.

—Checo

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Aquello le había dolido más de lo que admitía. Releerlo de forma, cruda y directa, había profundizado las heridas que ya se habían abierto en la pista. El diario, solo parecía ser un espejo que reflejaba la creciente distancia entre ambos.

Checo deslizó los dedos sobre las letras que había escrito antes de la última carrera, dudando. Había sido sincero, quizá demasiado. ¿Debería tacharlo, como Max lo hizo en la primera hoja? pensaba una y otra vez. 

Sergio apartó el diario y se hundió en la silla, cubriendo su rostro con las manos. ¿Por qué todo tenía que complicarse? ¿Por qué no todo podía ser como antes? 

Los recuerdos comenzaron a surgir de pronto, sin que él pudiera detenerlos. Muy dentro de él, sabía cuál había sido tal vez el punto de inflexión entre él y Max. 

¡Mierda, mierda, mierda!— Pensó. —No por favor... no quiero pensar en eso. —Se arrastró como pudo hacia su cama y sollozó. 

Sollozó con enojo y rabia. 

El mexicano había llegado a su límite.

Sergio no estaba listo para enfrentarse a ese pasado. No quería profundizar en los detalles, ni mucho menos escribirlos en el diario. Solo tenía una sensación de que todo, de alguna manera, estaba conectado.

Finalmente, tras lo que parecieron horas de contemplación silenciosa, Checo tomó el bolígrafo y se inclinó sobre la página en blanco. Sabía que debía escribir algo. No podía dejar ese espacio vacío, pero tampoco podía fingir que todo estaba bien.

"Max," comenzó, sintiendo el peso de cada letra, como si estas pudieran decidir el curso de lo que vendría después.

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No sé cómo continuar esto. Lo que pasó en la pista fue un desastre, algo horrible, y hasta espeluznante. Creo que ambos sabemos que fue mucho más que eso. Nos hemos empujado al límite, y no de la manera que un equipo debería hacerlo. Llevamos esta rivalidad al extremo, hasta un punto en el que no se trata solo de ganar carreras o campeonatos. Se ha vuelto algo personal, y no sé cómo llegamos aquí, siento que hemos perdido el rumbo.

He tratado de convencerme de que el diario sería la solución a todos nuestros problemas. Que de alguna forma, escribir lo que no podemos decir en persona nos ayudaría a entendernos. Pero, después de lo que pasó este fin de semana y meses atrás, ya no sé si eso es posible. Cada carrera, cada interacción, me hace pensar que estamos más lejos que nunca. Te miro y no veo a mi compañero de equipo, veo a alguien que siempre está dispuesto a hacer lo necesario para ganar, incluso si eso significa destruir todo a su alrededor. Y sé que tú piensas lo mismo de mí.

¿Pero cómo llegamos aquí? Creo que eso es lo que más me tortura. Cuando llegué a Red Bull, no esperaba ser tu amigo. Sabía que tú ya habías establecido tu dominio, que este era tu equipo, tu reino. Pero al menos pensé que podríamos trabajar juntos, respetarnos lo suficiente como para hacer lo que fuera mejor para el equipo. Pero esa idea... esa idea se desmoronó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de reaccionar.

Te respeto como piloto, Max. Eres uno de los mejores, y eso nadie puede negarlo, por algo es que has sido dos veces campeón del mundo consecutivamente. Pero como persona... no sé qué pensar de ti. A veces siento que no hay nada detrás de tu mirada. Que simplemente eres una máquina, programada para ganar a cualquier costo. Pero luego están esos momentos, pequeños e insignificantes, donde creo ver algo más. O eso fue al principio, hasta ese momento que sólo tú y yo conocemos. Pensé que se había entendido... no sé. Digo, no sé si es real, o si solo es mi deseo de que las cosas sean diferentes, de que no tengamos que estar en guerra cada vez que nos subimos a un coche.

Lo que más me duele es que siento que esta relación, o lo que sea que tenemos o tuvimos, no tiene solución. No nos entendemos, no nos hablamos, y cuando lo hacemos, terminamos peleando. Me pregunto si todo esto vale la pena. Si esta rivalidad que tú impusiste, es lo que me llevará a donde quiero estar, o si solo me arrastrará más abajo. No quiero seguir así, Max. No quiero que nuestro legado sea de odio y destrucción.

No sé qué va a pasar en las próximas semanas, o cuando volvamos a la pista. Solo sé que después de todo lo que pasó, algo tiene que cambiar. No podemos seguir así, y no podemos seguir ignorando lo que está ocurriendo entre nosotros.

—Checo

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Checo levantó el bolígrafo, sintiendo una mezcla de alivio y agotamiento. Había puesto más de lo que esperaba en esas palabras, y aunque no estaba seguro de si Max lo entendería, no le quedaba otra opción. Cerró el diario lentamente, como si cada página guardara un peso que solo ellos dos podían cargar.

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●Pd: Holaaa!!! Paso nuevamente por aquí!!!! Actualizando el fanfic ♡
Creanme que se va a poner muy buena la trama 😉🌸 saludooos.

El diario del asiento 33B |CHESTAPPEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora