Único

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De nuevo esa  voz, de nuevo escuchaba su gritos de auxilio...

Cállate... Cállate estás muerto... Trataba de silenciar sus súplicas con mis manos.

Solo es mi imaginación...

Porque?

Porque?

Porque? Aún lo preguntas? Tenías algo que me pertenecía por derecho...

Su amor...

Yo tenía su desprecio...

Mi bebé!! Mi bebé!!

Basta!!! Por eso lo hice tu tendrías un hijo con el y yo no podía darle eso...

Te odie desde el primer día que te vi pasearte como toda una zorra buscona, tocaste lo que era mío, lo tuviste entre tus sucias piernas...

No eras más que la zorra del pueblo...

La que se vendía por una cuantas monedas para sobrevivir, en cambio yo soy y siempre seré mejor, una persona de buena familia, no el hijo del herrero del pueblo.

Creíste que porque te había sonreído y se había acostado contigo él me dejaría, estabas equivocado y por eso fue que envié aquellas cartas mientras el estaba fuera, quería que sufrieras y te alejaras de el, pero fuiste terco y no lo creíste.

Sabía que el me dejaría por ti, después de que le habías dicho que estabas preñado y por más que lo trate de convencer de que era de alguno de tus clientes el jamás me creyó.

Porque??

Todavía lo preguntas?

Maldito y mil veces maldito tu y tú bastardo.

Los gritos hacen que mi cabeza duela, los llantos de bebe me torturan. Busco a mi lado a aquel hombre que le quite pero no está, bajo las escaleras de madera y está cruje cada vez que piso, llegó al recibidor y veo esa pañoleta que tanto usabas pero...

Se supone que la llevabas el día que te arroje al acantilado...

Mi corazón late rápidamente, que demonios???

Veo una sombra que al principio es borrosa y luego se convierte en ti, te veo con la carne podrida colgandote del rostro.

No... No... Tú estás muerto!!!

Cierro mis ojos y te vuelvo a ver está vez cargas a tu pequeño bastardo, el cuál tiene esos ojos azul inconfundible la herencia de la familia Verstappen.

Maldito Sergio!!! Yo te maté... Te tire de ese acantilado mientras creías que Max escaparía contigo, pero sabes que todo era un engaño... Max jamás se enteró y al final se casó conmigo...

Te gané Sergio... Max es solo mío...

Lando no!!!

Mi bebé!!!

Arde en el infierno maldita prostituta!!
Mientras yo disfruto de mi hombre

Hahaha hahaha hahaha!!!

Yo gane...

Te vuelvo a ver, sonríes con esa sonrisa tan hipócrita, tomo el  abrecartas y me lanzó contra ti.

Pero la lucha es muy real, siento que me sujetan brazos con vida y me doy cuenta que eres tú Max.

M: Que demonios te pasa Lando?? Acaso te has vuelto loco?

Tus gritos se hacen más fuerte y taladran mis oídos.

Tapo mis oídos para no oírte

L: Basta... Basta!!! Cállate!!

M: Lando que demonios pasa?

L: Que no lo oyes, no oyes esos gritos?

M: Cuales gritos? Estás loco Lando.

Me dejas en la sala y  sigo tapando mis oídos para no escucharte...

Pasa algún tiempo y al subir a la habitación  puedo verte como estás encima de Max, el te besa el cuello y reclama tu cuerpo, puedo ver su miembro entrar y salir de entre tus asquerosas piernas y escucharte gemir como la puta que eras. Lo último que escucho antes de desmayarme es un te amare por siempre Sergio...

Mis ojos poco a poco se adaptan a la luz brillante que me afoca, no puedo moverme y me doy cuenta que estoy atado a una cama, esto es un hospital.

Veo a Max hablar con los médicos y ellos negar con la cabeza, que pasa? Que hago aquí?

Te veo entrar y acercarte

L: Max que pasa?

M: Lando... No se por donde espezar.
Bueno como te das cuenta estás en el hospital, ayer tuviste una crisis gritabas como loco que una sombra te perseguia y me atacaste, yo no puedo soportar está situación así que lo mejor será que te quedes aquí, te cuidarán estarás en buenas manos.

L; Noooo... No Max!!! No me dejes aquí!!

M: Lo siento Lando es por tu bien y el mío. El doctor te hará algunos estudios y te dará la mejor medicina que puedas tener en esta época.

L: Max por favor... Soy tu esposo

M: Solo por un papel, pero nunca fui tuyo. Adiós Lando... Ten buena vida.

Te grite, te grite hasta quedar sin voz y jamás volviste. Los días pasaron y las alucinaciones cesaron un poco pero mientras paseaba por el jardín lo volví a ver... Eras tú Sergio y cargabas aquel bebé... Pero está vez estaba seguro que no era una alucinación... Te veía bien sin rastro de descomposición.

Quise correr hacia ti pero los guardias me detuvieron les grite que ahí estabas y ellos dijeron que ahí no había nadie. Me encerraron de nuevo y ataron a mi cama, más tarde el doctor me dijo que mis alucinaciones no paraban y que lo único que las pararía sería la medicina tradicional.

Me sacaron amarrado de mis extremidades y me ataron a una plancha de madera donde me expusieron frente a una multitud.

El doctor explicaba que yo sufría de ataques de locura y alucinaciones, que sufría demasiado así que debía corregir el problema. Se acercó a mi y vi que traía un pequeño martillo y dos clavos, lobo mi cabeza como loco pero un par de enfermeros me sujetaron mientras el doctor seguía explicando lo que me haría, sentí como ese clavo entro en mi nariz y llegó a mi cerebro dejándome inmóvil y solo podía llorar.

Cuando se quitó de enfrente mío, dirigió el otro clavo a mi otra fosa nasal y antes de que perdiera la visión  los vi...

Vi a Max y Sergio entre la multitud burlándose de mi, Max cargaba al hijo de estos y antes de caer en el sueño eterno los vi besarse, mis ojos se cerraron para no abrirse nunca.
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Días después el cuerpo de un muerto en vida Lando Norris era tirado en aquel acantilado al cual había llevado a Sergio con mentiras y en el cuál le habían hecho creer que esté había fallecido.

Quizás en su mente ahora destrozada si viva feliz... Mientras tanto será alimento para los carroñeros.




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