Como bien había dicho mi amigo Zac, no tenía escapatoria, aquí oficiaba yo, hecha un lío de nervios, sentada con las manos cruzadas en un intento vano de atrapar el juguete frenético de mis piernas, algo muy característico de mí en situaciones de estrés, sin embargo, fue un intento vano ya que no pude evitar que mi pie izquierdo replicará el movimiento frenético. Los minutos me parecieron horas, mientras permanecía esperando frente a la enorme puerta que me separaba de mi horrible destino, las conjeturas más absurdas y extrañas ocuparon mi mente. Mi cita con el orientador, algo que había evitado magistralmente durante días, llegó de manera inevitable, y de solo imaginarme al señor Castiel, y la expresión que podría en cuanto descubriera la verdad sobre mis no revelaciones, hacía que mi piel se erizara de pavor.
¿Esto no puede estar pasando? Reflexioné, y mirar a todos lados, no lograba calmar mi desazón, ¿qué se supone que le diría? ¿Cómo se lo podría explicar? Repasé en mi mente alguna excusa para esta situación que estaba ocurriéndome, pero lo cierto era que no conseguía ninguna tal buena como para que mi farsa se mantuviera un tiempo más. Mi tiempo se había agotado, y estaba literalmente ad-portas de enfrentar mí no destino, hoy por fin todo mundo descubría que por alguna extraña razón yo no era como el resto de los ángeles de mi edad, tal vez como ningún otro ángel en toda Eternidad.
¿Llamarían a mis padres? me pregunté, y no estaba segura del protocolo que iban a seguir en casos como el mío. ¿Acaso existía un protocolo? ¿Le habría pasado a alguien más, antes que a mí?, y las preguntas se agolpaban sin respuestas mientras avanzaban los minutos que se transformaban en una verdadera tortura.
De pronto se me vino a la mente la imagen de mis padres, mis hermanos, mis vecinos, de todos a los que conocía. Me imagine a todos rodeándome en una especie de circulo donde yo permanecía en el centro, tal y como una condenada, todos me apuntaban con el dedo, sus miradas eran inquisidoras, ni había una pisca de lástima, sino por el contrario, la rabia los inundaba, después de todo yo estaba destruyendo la perfecta armonía.
¡Maravilloso!
Yo sería la responsable de la destrucción del perfecto equilibrio que nos gobernaba. Lo que sentía ante aquella ensoñación de pronto hizo estragos en mí. Sentí como el aire escapaba de mis pulmones, asfixiándome y comencé a marearme producto de la hiperventilación que estaba autorrealizando, y con ello estaba perdiendo el escaso control que me quedaba. Oficialmente se estaba declarando un ataque de pánico. ¿Acaso era eso posible aquello, en un ángel?
Me agache y coloque mi cabeza entre mis piernas para calmarme, cerré fuertemente los ojos a tal punto que pensé que me explotaría el cráneo porque el zumbido se hizo persistente hasta ensordecerme. Podía sentir el latido de mi corazón apabullante.
Una palabra se venía recurrentemente a mi mente: Culpable.
¿Pero de qué? reflexioné, y tal vez estaba exagerando demasiado como decía Zac, no todo podía ser tan perfecto, incluso entre nosotros, de vez en cuanto algo podía salir mal ¿no?
La imagen de la mirada de mi padre, del llanto de mi madre, del reproche de mi hermano, de la lastima de mis amigos se dibujó frente a mí, cuando dimensioné que claramente el arcángel los llamaría para informar sobre mi "situación", y gemí.
¿Por qué yo? pensé. ¿Por qué tenía que ser el bichito raro? ¿Por qué? exclamé alzando la mirada, pero mis cavilaciones fueron interrumpidas por una voz femenina.
— Bianca, cariño ¿Estás bien? —sentí el roce tibio de alguien cerca de mí e inmediatamente la alucinación llegó a su fin.
Abrí los ojos de sopetón. Mi respiración irregular me delató, trate de acompasarla, pero no podía evitar la expresión de mi rostro, sabía que debía estar más pálida que de costumbre, y que mis facciones delataban el miedo que sentía, y era un hecho irrefutable que estaba demasiado asustada por lo que se avecinaba. Lo que estaba pronto a sucederme, era algo que escapaba a mi completo control. Apenas asentí con la cabeza tímidamente, tenía miedo de hablar y tener que dar muchas más explicaciones.
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Heaven
Teen FictionSegún lo que me han enseñado en la escuela, aunque nos parecemos físicamente a ustedes - los mortales -no lo somos. Nosotros nacemos convertidos en lo que somos: Ángeles. Todos los de mi raza sin excepción tienen una otra mitad. Quién es, dónde y cu...