Capítulo XIV

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¡Hola a todos! Acá un nuevo dramático capítulo con Rhaenyra siendo muy Pick me jaja pero tratándose de Uncle Daemon, no la culpo, yo le rogaría también.

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Besos y abrazos.

Algunas semanas después, luego de otro desfile en donde tuvieron que fingirse un matrimonio feliz, Rhaenyra quedó sola en su habitación, observando su reflejo en el espejo.

Elinda le había trenzado el cabello, le había colocado una corona de princesa en la cabeza, y aunque todos decían que se veía hermosa, ella no lo creía, ella se sentía demacrada.

El desfile había sido agotador, no solo físicamente, sino emocionalmente. Su sonrisa había sido forzada, sus gestos ensayados, pero por dentro, sentía un vacío abrumador. Cada gesto de Daemon, cada palabra medida, la llenaba de un dolor punzante. 

Era como si estuviera atrapada en un matrimonio con un fantasma.

Él no pasaba tiempo a su lado, él no le daba palabras de consuelo, tampoco de molestia, simplemente la ignoraba. A él no parecía importarle nada de lo que ella hiciera.

Se dejó caer en una silla, sus manos temblaban ligeramente mientras se quitaba la corona de princesa y la dejaba sobre la mesa. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se las tragó, como había aprendido a hacer tantas veces desde que Daemon había comenzado a ignorarla.

Las primeras veces había llorado, pero había descubierto que eso solo hacía que él la dejara sola más rápido, al parecer incapaz de tolerarla llorando.

Había aprendido a convivir con él en los eventos reales, pero luego de eso, ambos eran casi completos extraños.

Ella tenía el corazón roto. 

Se maldecía día a día por el error que había cometido. Lo había engañado dos veces, había esperado que él se molestara como solía hacer cuando cometía un error, pero jamás esperó que él la castigara de esa forma.

Lo había perdido, y lo que más la aterraba era la posibilidad de que nunca lo recuperaría. 

Cada día que pasaba, Daemon se alejaba más y más, como si ella ya no existiera en su vida.

Rhaenyra pasó el resto del día en silencio, sola. Cuando las doncellas vinieron a recoger su vestido, les pidió que se fueran. No quería compañía, no quería consuelo. Todo lo que deseaba era a Daemon, pero él no quería saber nada de ella.

Ella lloró recordando la última vez que había intentado hablar con él. Su madre, sin que ella supiera, había enviado a un joven a hablar con ella frente de Daemon en una fiesta. El joven se había apegado a ella, intentando coquetearle, ella miró asustada a Daemon, pero él solo había mostrado frialdad.

Ella le insistió que no era lo que podía estar pensando, que no tenía la culpa. Pero sus palabras aún las tenía grabadas en su mente.

''Si quieres dormir con él, hazlo. No me interesa'' le había dicho.

Ella no había podido responderle entonces, solo había salido corriendo de allí, y echado a llorar en brazos de su madre que le pidió disculpas por el plan que había urdido sin que ella supiera.

Rhaenyra miraba la cama vacía en la que él pocas veces dormía, y solo podía recordar los buenos momentos con él, los momentos que habían logrado en Pentos, cuando luego de superar sus diferencias, él la hacía sentir vida, pero esa chispa se había apagado.

Él le había dicho que le confesara toda la verdad, y ella había guardado un secreto, si se lo hubiera contado él la habría perdonado, ella lo sabía, pero lo había ocultado y él ya no confiaba en ella.

Eres solo mía y no te dejaré jamás (Daemyra)Where stories live. Discover now