Episodio 14 (No quiero perderte)

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Alice aterrizó en el aeropuerto de Ciudad de México con el corazón lleno de emociones. Las luces brillantes de la ciudad la saludaban, y el bullicio de los viajeros la envolvía en un ambiente familiar. Mientras recogía su equipaje, su mente viajaba de regreso a los momentos que había compartido con Nick. Cada risa, cada mirada cómplice, parecía resonar en su pecho.

Al salir, vio a su mamá, Lilian, esperándola con una sonrisa amplia y los brazos abiertos. Alice sintió una oleada de calidez al ver a su madre. Se abrazaron con fuerza, y el aroma del perfume familiar de Lilian la envolvió.

—¡Mi niña! ¡Te ves increíble! —exclamó su madre, mirándola de arriba abajo. Alice se sonrojó ante el cumplido, sintiendo cómo sus mejillas ardían.

—Gracias, mamá. He estado bien —respondió Alice, sonriendo. Sabía que su apariencia había cambiado. Había perdido algunos kilos, tonificado su cuerpo por las largas caminatas y entrenamientos con Nick. Pero no quería entrar en detalles sobre su vida en Europa.

Mientras se dirigían a casa, sus primas, Mariana y Valentina, se unieron a ellas. Las risas llenaron el aire cuando se pusieron al día, cada una hablando al mismo tiempo sobre sus propias vidas. Alice se sintió agradecida de estar rodeada de amor, pero al mismo tiempo, la nostalgia por lo que había dejado atrás comenzaba a calar en su corazón.

—Tienes que contarnos todo, Alice. ¿Cómo fue tu viaje? —preguntó Mariana, mientras Valentina la miraba con curiosidad.

Alice sonrió, recordando las vistas, la cultura y las experiencias. Pero, en su mente, solo aparecían los momentos con Nick, y sabía que no podía hablar de ellos. —Fue increíble. Aprendí mucho y conocí gente maravillosa. —Era una verdad a medias, pero suficiente para satisfacer su curiosidad.

Las horas pasaron llenas de risas y anécdotas sobre el viaje, mientras Alice se esforzaba por no dejar que sus pensamientos volaran hacia Nick. Sin embargo, cada vez que su teléfono vibraba, su corazón se aceleraba. Era un mensaje de Nick, que decía simplemente: "Te extraño".

A medida que pasaban los días, Alice se adaptó nuevamente a su vida en Ciudad de México. La rutina, las comidas familiares y las charlas interminables con sus primas la envolvieron, pero había algo que no podía ignorar: el vacío que había dejado Nick. Comenzaron a hacerse videollamadas en secreto. A veces, era de noche en México mientras él estaba despierto en Europa, lo que les permitía disfrutar de conversaciones íntimas.

—Te ves diferente, Alice —le dijo Nick una noche mientras se acomodaba en su cama, su rostro iluminado por la luz tenue de su lámpara. Alice no podía evitar sonreír al verlo.

—Creo que es la iluminación —bromeó ella, pero en el fondo sabía que la distancia no había logrado borrar la conexión especial que compartían. —Te extraño mucho.

—Yo también te extraño. —La voz de Nick se tornó seria. —Me gustaría que estuvieras aquí.

Ambos se miraron fijamente a través de la pantalla, y Alice sintió que el mundo a su alrededor desaparecía. En esos momentos, todo se sentía tan real y tan lleno de posibilidades. Aunque estaban lejos, la cercanía emocional que habían cultivado mantenía la llama viva entre ellos.

Mientras tanto, en su ciudad natal, Alice no podía evitar notar que Sebas, su primer amor, había comenzado a mostrar interés de nuevo. Era un sentimiento confuso, ya que en su mente, ella todavía pertenecía a Nick. Pero al mismo tiempo, el interés renovado de Sebas era tentador. En una de las reuniones familiares, se encontró con él en una fiesta, y se dieron cuenta de que ambos habían crecido.

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