Capítulo 25✝️

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Señorita de paz.
Hace 6 años

Jaece

Llevo más de media hora mirando mal a mi madre en la espera de que por arte de magia recapacite y entienda que lo que está haciendo es un error y uno muy grande.

Me he negado si como cinco veces, pero cuando Janet te ordena algo lo último que puedes hacer es llevarle la contraria y por eso me encuentro aquí.

En una habitación insípida con paredes blancas y pinta de manicomio, creo que si duermo aquí me volveré loco por completo.

—¿Crees que es bueno para mi salud mental estar encerrado aquí? — pregunto por sexta vez.

— Tu salud mental es un asco —responden

Miro hacia la puerta encontrándome a Dalton y como no, Dexter está detrás de él.

— Es en serio, mamá —pronuncio con enojo a lo que ella levanta una ceja.

Ni en un maldito internado puedo estar solo.

—Me siento más segura sabiendo que tus hermanos estarán aquí para apoyarte — susurra mirándome.

Asiento muy en el fondo sé que no puedo negarme,

— Y papá —pregunto sabiendo que justo ahora mi padre no soporta estar cerca de mí.

—Vendrá pronto —dice mamá rascando sutilmente la palma de su mano, cosa que solo hace cuando miente.

—Entiendo.

La miro asentir, camina hacia mí, besa mi frente y con eso se dirige a la puerta con rapidez saliendo por esta.

Dalton y Dexter están parados en una esquina mirándome fijamente, lo que hace que tome asiento en la cama y los ignore, pero me molesta si me molesta bastante.

—Vendrán en unos minutos y revisarán tus maletas y bolsillos, será mejor que la pongas encima de la cama y te mantengas en calma— habla Dalton a lo que yo asiento.

Dexter, por su parte, se acerca y chequea la pequeña herida de mi muñeca con ojos minuciosos después de unos minutos asiente y sale junto a Dalton sin dirigirme siquiera una palabra.

Minutos después aparece un señor un poco mayor, se para enfrente de la habitación y me repara de arriba abajo sin decir una palabra, camina hacia mi maleta y la abre sacando toda mi ropa.

Después de unos minutos de no encontrar nada fuera de lo normal, toma una silla que estaba junto a un pequeño escritorio y se sienta enfrente de mí.

—Mi nombre es Adrián moreno, médico psiquiatra —se presenta dándome la mano a modo de saludo, lo cual ignoro notando su incomodidad,  que hace que la retire.

Permanece un minuto en silencio y decido presentarme, no puedo empezar con el pie izquierdo.

—Jaece Peterson, médico psiquiatra y especialista en psicoterapia —digo asiendo que él frunza el ceño.

—Bien paciente Peterson, yo seré el doctor a cargo de usted — dice recalcando la palabra "paciente".

Asiento mirándolo fijamente y mantengo mis manos al frente, miro sus pies, los cuales se mueven inconscientemente haciendo que note su nerviosismo, coloco un dedo en su rodilla haciendo que su pie deje de moverse.

—Está seguro de que yo soy el paciente aquí —lo miro con los ojos entrecerrados — apuesto que me tienes miedo, desde que entraste a esta habitación tus manos tiemblan, intentaste ocúltalo detrás de tu espalda sin éxito porque el miedo que sientes yo puedo olerlo —digo.

Lo miro colocar sus manos al frente haciéndome ver que me equivoco, trata de demostrar una seguridad que no siente.

—Te traerán tu uniforme mañana y se te informará de las reglas. Al igual que las horas en las que tienes consulta y la de salir a recrearte, también se te visitara a la hora de tomarte tus medicamentos — dice con rapidez.

—Eso demuestra un poquito más de seguridad, tú puedes —lo animo ahogando una risa.

— Bienvenido al hospital psiquiátrico luz ante las sombras — levanto una ceja ante el patético nombre.

Quién demonios le pone ese nombre a un loquero lo miro dirigirse a la puerta y caminar con rapidez, si pasaba dos minutos más se moriría del miedo.

Camino hacia la puerta y giro el manojo notando que tiene seguro, me lo imaginaba, pero tenía que intentarlo.

Me paro al frente y veo las cuatro paredes blancas, una pequeña cama y un escritorio igual de pequeño.

Miro con sorpresa una pequeña ventana, me acerco a esta para mirar por el cristal y veo un enorme edificio de color gris el cual por alguna razón me parecía interesante, después de todo no estábamos en medio de la nada.

Miro fijamente el pequeño espacio que daba a  lo que pensé que era un jardín, lo cual descarte con rapidez al no ver plantas y solo un insípido césped, el  cual parecía que moria por el fuerte sol.

Note que había una puerta que daba al pequeño espacio con césped casi muerto, mire con intriga a la espera de ver quién abría la puerta, me interesaba por supuesto cualquier cosa que no sea las paredes blancas de esta habitación era interesante para mí.

Hasta qué salió no le vi la cara, pero tenía un vestido blanco que le quedaba grande y un largo cabello negro la mire con interés ella miraba hacia arriba como si veía algo interesante en el azul del cielo permaneció unos minutos en esa posición lo mismo minutos que dure observándola antes de que se volteara y mirara hacia mi dirección con una sonrisa.
Quise pesar que me miraba a mí, lo cual sabía que no era cierto porque me encontraba en un tercer nivel y mi ventana era muy pequeña. Pero por un momento quise pensar que sí me veía a mí.



A Través De Las Sombras [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora