Después de tener todo listo, los chicos habían abandonado la Finca mariposa habiendo pasado el medio día. Como era a plena luz del sol tuvieron que ser muy sigilosos para que nadie los viera, logrando así salir exitosamente de esa zona concurrida tanto por cazadores como por kakushis.
Aun no habían llegado al frondoso bosque, del que realmente no estaban muy lejos, mas ahora se encontraban en una zona que Kanao parecía empezar a recordar surgiendole un sentimiento de pesar. De pronto se detuvo en seco, agarró su pecho mientras sentía un nudo en la garganta; aturdida miraba aquel distinguido árbol a la distancia, lo había reconocido, era el árbol en el que habían amarrado a su madre. No cabía duda de ello pues recordaba que este era uno viejo, casi sin hojas y para terminar de confirmarlo aún podía ver restos de la soga enredada entre las ramas bajas.
En cuanto Zenitsu se dió cuenta que la de ojos rosa ya no estaba siguiéndoles el paso, le aviso a sus hermanos y ellos retrocedieron el paso hacia donde ella se había quedado; algunos la miraron preocupados por su aparente estado de trance, otros miraban donde ella lo hacía para intentar descifrar que le ocurría.
-¿Kanao?-Siendo Aoi quien se acercó a ella tocando su hombro.
-...Mamá...-Susurro dejando perplejos a sus hermanos, más aún cuando salió corriendo en esa dirección ignorando los llamados de estos.
Aoi fue la primera que salió corriendo tras su hermana, los demás no tardaron en seguirles el paso a los segundos. En cuanto la azabache ojiazul logro alcanzarla, noto que está miraba un punto en específico, volteó hacia la misma dirección sorprendiendose de ver a alguien conocido. Un joven aparentemente de unos catorce años, de flamante cabello corto y unos ojos que al igual que lo último recordaban al fuego; mas ahora esos ojos estaban afligidos reflejando el reciente llanto, también llamando su atención la mochila que traía en su espalda. Aunque antes de siquiera entablar conversación alguna con él, primero lo haría con su hermana.
-Kanao, podrías explicarme que te pasa ¿por qué saliste corriendo de esa forma?-Agarro nuevamente su hombro observandola preocupada.
-Ese arbol...-Lo señaló-...Es donde amarraron a mamá...y ahí, es donde lo enterraron...-Esta vez señaló donde estaba Senjuro.
Aoi se sorprendió, no se había dado cuenta que Senjuro estaba en frente de una tumba y menos que está era la de su querida madre. Los demás llegaron justo para escuchar lo último dicho por Kanao haciendo que pararan en seco por inercia.
Ahora todos los hermanos miraban sorprendidos aquella tumba mientras los ojitos de cada uno empezaban a aguarse.
-...Mamá!-Naho, Kiyo y Sumi fueron las primeras en acercarse corriendo a aquel sepulcro.
Senjuro se hizo a un lado al verlas aproximarse, esas tres niñas ahora estaban arrodilladas ante la tumba de su madre, mientras lloraban. Los siguientes en acercarse fueron los tres jóvenes; Zenitsu sujetaba a Tanjiro de un brazo, puesto a que este se sentía débil debido al impacto de emociones, Inosuke los seguía detrás sin hacer más ruido que el de sus sollozos. Por último las dos jovenes restantes, quienes se acercaron a las más pequeñas ni bien reaccionaron, las abrazaron mientras sus lágrimas caían compartiendo su dolor.
-Disculpen...-Hablo el de cabello flamante en cuanto los vio más calmados -...Puedo saber cual era su relación con Giyuu-se interrumpio-con mi madre.
Vio como algunos voltearon a mirarlo ante su corrección, Senjuro se mostraba confundido sobre quienes serían ese grupo de chicos para aquel que había sido como su madre.
-¿Tú madre?-Preguntó un poco perpleja Aoi, se levantó de su lugar y se acercó al contrario.
-Bueno...eso significaba Giyuu-san para mí-Explico con un tono afligido dejando caer unas cuantas gotas.
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Consecuencias
Paranormal☨Sigue la historia de Kin no Tamamushi☨ Tomioka Giyuu muere al no soportar la tortura dada por los pilares, ahora convertido en un Yokai debido al resentimiento se dedica a atormentarte dia y noche a sus verdugos hasta que encuentre la paz eterna, s...