xvii. por la boca vive el pez

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12 de junio, 2007
Vengador de la Reina Ana, Mar de los Monstruos

Teniendo en cuenta de que era la tercera vez en un barco, siendo la primera con Clarisse y el C.S.S. Birmingham no era de mucha ayuda en el barco. Se había ido a acostar junto a Annabeth en una de las literas, la rubia porque se había mareado y ella porque si no podía ayudar lo mejor quizá era mantenerse ocupada durmiendo.

No había soñado con Jason otra vez, pero Annabeth seguía durmiendo cuando se levantó y salió del camarote en el que dormía. Percy se encontraba en cubierta mirando el mar. Ella por su parte se encaminó a su lado. Todavía no habían arreglado sus diferencias.

—Hola —los ojos verde mar se clavaron en los suyos, pero luego volvieron al mar.

—Hola.

El silencio reinó entre los dos mientras que se apoyaba en la antigua barandilla, la cual estaba sorprendida de que no estuviera hecha pedazos.

—Sé que sigues enfadado y tal, pero tenía mis razones para no querer tener esta misión —murmuró, pero en vez de mirar a esas aguas llenas de monstruos miraba al cielo, las estrellas y la luna.

Una imagen más reconfortante que esa mierda de aleta de bicho verde de la otra vez.

—Es verdad que estoy enfadado, pero no por eso, no exactamente —eso la pilló por sorpresa, si no era por eso, ¿porqué demonios era? —Estoy enfadado porque cuando llegamos ni siquiera te acercaste a nosotros, estabas con tus amigos nuevos —Lara abrió la boca, entre sorprendida y ofendida, Annabeth le había dicho algo parecido la noche que emprendieron esta absurda misión. —Ni un hola ni un nada.

Lara se rió entre dientes, para no ser un descerebrado como decía que no era a veces sí que tenía la cabeza llena de algas.

—¿Estás enfadado porque hice amigos? No llegabais, no se nada de vosotros en todo el año, y de pronto aparecéis juntos, con un chico nuevo, y ni siquiera me saludáis o algo, luego os enfadáis entre vosotros y todavía la culpa es mía —bufó mirando al chico que estaba todavía anonadado, la mano de Percy viajó a su pelo, donde tenía un hilo de oro.

—No he dicho culpa —Percy la miraba, aunque Lara había decidido mirar el cielo nuevamente. —Pero no nos hiciste caso.

—¡Porqué vosotros me ignorasteis primero!

—¡No es verdad!

—Bueno, eso ya da igual, hay que dejar ésta gilipollez ya —necesitaba que dejara de verla como a una niña pequeña y quizá así no era la mejor idea para lograrlo.

Dark horse, pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora