Hola, otra vez.

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Camino sin rumbo por un rato, estaba pensando comprarle algo a su cita, pero al chile no sabía que.

Entonces siguió buscando algo que le recordará al cabrón.
¿Pintauñas negro? Parece pero no es emo.
¿Otro suéter negro?
Nah, por cierto ¿solo tendría uno? Prefería no saber.
¿Una flores?
¿Cuál sería el caso de haber salido entonces?

Mientras navegaba en sus pensamientos se topó con nada menos que...

El chico de la taquería.

Y de nuevo, se le quedó viendo.

-Uh, ¿hola? ¿Te encuentras bien? -pregunto el castaño.

-Excelente -sonrió Quacks.

-Oh, lo lamento, disculpe.

-No se preocupe guapo, no se preocupe -dijo con una sonrisa.

-¿guapo? -lo miro extrañado.

-Ignore eso -se alzó de hombros nervioso.

-Uh.. ¿Okay? Linda tarde por cierto.

-Lindo usted... -susurró...

-¿Disculpe?

-Linda tarde igualmente, que le vaya bien. -sonrió nervioso.

-Sí... Igualmente, ¡adiós! -grito mientras se alejaba del castaño.

-¡Adiós! También? -dijo con una sonrisa. Adiós... -sonrió.

Y lo observo, lo observo hasta que su figura se hizo pereza y desapareció.

-¿a quien saludaste?

•Mandale un beso al mesero• [Quackbur.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora