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Los rayos del sol chocaban con la ventana de la habitación, me moví un poco y sentí un peso sobre mí, era ella, estaba abrazada a mí. No quería que estos momentos se acabarán., recordé la noche anterior, sus gemidos inundaron mi cabeza y con una sonrisa suspiré.

Bese su frente y también sus mejillas, su nariz, sus labios de por último, quería que ya despertara para poder levantarme.

Ella removió su cuerpo sobre las sábanas y abrió sus ojos de a poco.

- Buenos días preciosa. - Dije con una gran sonrisa. -

- Mhmg, buenos días amor. - Ella se movió y miró su cuerpo desnudo, el cuál solo cubría ciertas partes con la sábana. -

- Es hora de levantarnos. Estaba pensando en hacer algunas cosas, amor. - Le di un besito en la punta de su nariz, ella iba a besarme pero la detuve, me miró algo preocupada. -

- No es que no quiera besarte, es solo que, todavía tengo mi boca sin lavar. - Me levanté de la cama y le lancé un beso. -

Ella se levantó y me siguió, ambas en el baño hicimos nuestro aceo personal y nos miramos unos segundos.
Sus ojos color café me enredaban cada vez que nos mirábamos, sus ojos y labios son como una adicción sin poder controlar.

La pareja se encontraba en la cocina, terminando de preparar el desayuno cuando la menor inquieta preguntó:

- ¿Que haremos el día de hoy?

- ¿Que tal si nos vamos de viaje? Tengo una gran idea. - Respondió Sarah.-

- Muy bien amor, pero ahora debemos desayunar. - Michel la miró con amor. -

Ambas chicas desayunaron en un silencio cómodo para su buena suerte, al terminar de desayunar ambas limpiaron la cocina y nuevamente fueron a la habitación de las dos para proceder a cambiarse de ropa.

- Entonces, ¿que haremos con exactitud amor? Sigo sin comprender. - Me miró confundida. -

- Sólo arregla tú maleta amor, será un viaje interesante. - Dije colocado mi laptop en la cama. -

- Uh, pero amor, necesito sabeeeer. - Hizo un puchero mirándome. -

- Te amo, ¿sabías? No hagas tantas preguntas amor.

- Per-

La mayor se acercó a ella y la calló con un beso, un beso que hizo hacer latir con fuerza el corazón de ambas.

[...]

En otro lado de la ciudad.

¿Crees que debamos darles una lección? - Preguntó un hombre mayor que se encontraba sentado en una silla de cuero, mantenía un bastón en su mano derecha, el vestía elegante y cabe recalcar que tiene una apariencia muy elegante. -

Señor, usted solo debe darnos una orden y nos haremos cargo. - Se cruzó de brazos. -

Quiero que me traigas a la chica, contando a los tres chicos., aunque ellos no me interesan, solo dales una paliza, a ella tráiganme la ilesa, sin un rasguño. Debemos enseñarles a que si quieren tomar algo deben preguntar.  - Dejo el cigarro que tenía en su mano izquierda a un lado.-

Como ordené señor. - El tipo salió del lugar, atrás de el otros hombres. -

Michel pv's

Agarré la mano de mi novia con nervios, estábamos en el aeropuerto y ni siquiera sabía el lugar al que íbamos exactamente. ¿Como salíamos del país siendo prácticamente las jefas de una de las bandas narcotraficantes más buscadas? Fácil, nadie sabía que en realidad eran dos chicas, menores de 25 siendo las encargadas de aquella cosa.

Obsesión romántica. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora