Nota: Esta es una historia que escribí hace mucho inspirada en la canción de Sia - I go to sleep, nació originalmente para el ship de Rafael Barba x Sonny Carisi de Law and Order: SVU pero nunca tuve las suficientes ganas de desarrollarlo así que, bueno, aquí esta.
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Una noche, después de una jornada agotadoramente larga, con varias horas extras, Max llegó al enorme edificio en el que vivía en el corazón de la ciudad. Subió hasta el quinto piso, donde se encontraba su departamento. Al abrir la puerta, un sutil aroma a comida lo recibió. Dejó su maletín sobre el sofá Chesterfield de cuero marrón que dominaba la sala de estar y comenzó a desabotonarse la camisa. Se acomodó en una esquina del sofá y, antes de sentarse, se aflojó el cinturón. —Ya estoy en casa —pronunció en voz alta.
Su anuncio trajo consigo un pequeño torbellino de pasos que venían desde una de las habitaciones, recorriendo el pasillo hasta que su pequeño hijo llegó corriendo y, sin dejar de llamarlo, se lanzó sobre sus piernas, dándole la bienvenida con un montón de besos en la cara.
—¿Dónde está papi? —preguntó Max.
El pequeño le respondió que estaba preparando la cena. Su esposo solía llegar mucho antes que él la mayoría de las veces, pasando a recoger a su "Patito" de la casa de alguna de sus hermanas, la de él o su cuñada.
Se levantó con el niño en brazos para ir a ver a su esposo en la cocina. Al llegar, le dio un suave beso en los labios. Sergio ya casi había terminado de preparar la cena y le pidió que lo ayudara a poner la mesa. Max dejó a Pato en el suelo, y el niño corrió de nuevo a seguir jugando. Mientras Max se ocupaba de su tarea, él y Sergio conversaban sobre sus respectivos días, él en la estación de homicidios y Sergio en su despacho en la corte. Ambos tenían trabajos que los mantenían muy ocupados, pero todo el tiempo libre que tenían se lo dedicaban a su pequeña familia; él, Sergio y Pato.
Para muchos podría parecer difícil, pero ellos habían encontrado la manera de funcionar, de construir juntos una familia. Max ni siquiera recordaba exactamente desde cuándo vivían juntos; podrían ser cuatro, cinco, o tal vez seis años. Lo cierto es que no importaba cuánto tiempo llevaran juntos, porque Max seguía amando a Sergio más con cada año que pasaba.
El interior del departamento ya no era un reflejo del buen gusto que Sergio siempre había tenido. Los suelos de parquet, antes impecables, ahora estaban cubiertos por grandes alfombras de colores. Las paredes, que en otro tiempo lucían cuadros de artistas contemporáneos, ahora exhibían retratos familiares y las "obras" de arte cortesía de su talentoso hijo. Lo único que parecía permanecer intacto eran las molduras en las paredes. Cuando se mudaron juntos, su apartamento no parecía la opción más viable para formar una familia. Además, a Sergio le quedaría demasiado lejos su trabajo, por lo que Max ni siquiera consideró sugerir que se mudara con él.
Después de cenar, Sergio seguía vestido con su traje completo. Probablemente había llegado a casa y, sin quitarse la ropa de trabajo, se había ocupado de Pato y luego se había puesto a preparar la cena. Ya en la sala, el plan era ver una película animada elegida por el pequeño. Antes de acomodarse los tres en el sofá, Sergio se quitó la chaqueta con cuidado y la colocó sobre el respaldo del sofá, seguido del chaleco, que también dejó junto a la chaqueta. Se terminó de quitar la corbata de seda que ya traía un poco floja y la dejó caer sobre la mesa de café, que ahora estaba decorada no con las piezas de cristal que antes solían adornarla, sino con piezas de Lego y cochecitos de juguete. Finalmente, desabrochó los botones de su camisa de algodón y se arremangó las mangas, disfrutando de sentirse un poco más libre. Al final, se acomodó junto al rubio, mientras su hijo se le acomodaba al otro costado.
Después de un rato se dirigieron al dormitorio del niño. Era ya su hora de dormir y al día siguiente tenía que ir al preescolar. Luego de que su hijo al fin se durmiera, fue su turno de ir también a la cama, pero antes tomaría un poco más de tiempo para dedicárselo a su esposo; pasó directo al baño, se lavó la cara, dejando que el agua fría le despejará el sueño solo un poco. Observó su reflejo en el espejo, notando el cansancio en sus ojos, Sergio se duchaba en ese momento y por supuesto que él iría a hacerle compañía antes de que saliera.
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Tengo la soledad que me has dejado CHESTAPPEN
FanfictionMax quiere mucho a su familia, aunque no es la convencional familia con la que alguna vez se imaginó.