Capítulo VII: Accidente

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El "Gran regalo" de Tweek que le dio Clyde había sido un chofer privado. Un chico de su misma edad omega, rubio de ojos azules y una excelente sonrisa llamado Gary.

- ¡Muy buenas tardes! -Dijo el chico presentándose por primera vez inclinándose ante la mirada extraña de Tweek que venía cargando a León y Craig que lo había acompañado a la puerta pues ya debía el rubio irse a su trabajo.

-Idiota ¿Quién es él? -Craig no confiaba mucho en Clyde, más cuando tenía esa sonrisa de "soy un puto genio".

-Él es Gary, llevará y recogerá a Tweek trayéndolo a la casa.

-A veces voy a mi departamento Clyde. -Contestó Tweek dándole el bebé a Tucker mientras se abrazaba a sí mismo, era un regalo estúpido, pero nunca iba a decirle algo así a Clyde, no sabiendo que el chico siempre hacía esas cosas con la mejor de las intenciones. -Además, salgo muy noche.

-Por eso mismo, corres muchos riesgos en los taxis y ya van a cambiar al portero por dejar la reja abierta la mayoría de las noches, así que Gary te llevará a donde necesites, cuando lo necesites...Vamos Tweek, es por tu propia seguridad.

Tweek volteo a ver a Craig, el cual solo levantó los hombros en señal que era su decisión y se metió a la casa con su hijo. Después volteo a ver a Clyde con una sonrisa y suspiró, bueno el hombro lo hacía por amistad y debía agradecer el gesto ¿verdad?

-Está bien Clyde, Gracias. -El rubio sonrió subiéndose al auto en el que venía el rubio, imaginaba que el auto era prestado pro Clyde y por eso tampoco le dio importancia.

-Linda su familia, señor. -Inició la conversación Gary, sacando de onda a Tweek.

-Oh no, no, no... yo soy el niñero de León, también trabajo para los Tucker... bueno tú trabajabas para los Donovan, pero ese niño es el sobrino de Clyde y yo solo lo cuido y...bueno... la mamá del bebé ya murió por eso lo cuido yo y...

-Oh lo lamento. -Gary vio preocupado al chico, parecía estar entrando en una crisis explicando la situación. -Qué bueno, porque iba a decirle que su esposo parecía tener un carácter fuerte.

-Sí lo tiene... digo ¡No! Él no es mi esposo, es mi jefe y si, tiene un carácter de mil perros. -Ambos rieron bajando la tensión y después platicando de cosas triviales.

Cuando llegaron al mercado, Tweek volteo a ver a Gary.

-Gracias por traerme, ¿quieres que te invite un café?

-Oh, ¿No será una molestia?

-De ninguna manera. -El rubio le enseño donde estacionar el auto para que no interfiriera en la vialidad. -Ven conmigo.

El rubio asintió mientras caminaban justo donde estaba ya Leopold poniendo el puesto.

- ¡Tweek! -El rubio le sonrió y después se le abalanzó a abrazarlo notando que el chico aparentemente no venía solo. - ¿Quién es él?

-Oh, él es Gary, el señor Donovan lo mandó a llevarme y traerme a la mansión...

- ¡Entonces es tu chofer! -Kenny y Stan que estaban en el otro puesto y se acercaron a saludar escuchando la conversación. -Oh amigo rubio, ya eres de la élite.

-No digas tonterías Kenny. -Tweek sabía que sus amigos lo molestaban, pero el estaba seguro que solo eran ambles porque cuidaba de León. -Solo es por seguridad.

-No puede pasarle nada a la mami de León ¿verdad? -Siguió burlándose el rubio, pero saludando a Gary. -Un gusto chico.

-Muy buenas noches, señor. -El rubio era muy educado y de hecho, se veía un poco más jóvenes que ellos. -Es un placer conocerlos, soy Gary Harrison, tengo 24 años y me fascina conocer nuevas personas.

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