Ocho

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—¡Me gustás!
Pero Farfa me mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa a medio camino. Serpias se ríe, sin yo saber por qué y oculta la cara.
—Creo que lo de la carta es una mejor idea, Spreen.
Boe, ¡yO dIjE qUe uNa cARta sERÍA meJoR!
Ah, pero el pelotudo de Serpias dijo "no, no" y ahora estoy en su pieza practicando cómo carajo le diría al pibe más hermoso que no conocí nunca en la vida que estoy, profunda y totalmente, enamorado de él. Y encima eso no era todo. Entre ese "me gustás" tenía que ir incluído que lo amaba, que era hermoso, que nunca lo dejaría ir, que ese beso fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida y...
Serpias dijo que tenía que hacer eso.
Pero, ¿a qué costo? Si llegaba a gustarle la primera parte, aseguraba que con la segunda (que es donde le declaro que nos casaremos) me mandaba mínimo a la cárcel por zarpado.
—¿Una carta? ¡No!— Serpias menciona moviendo su mano enérgicamente, señala al farfano y sonríe. —Imagina que es él.
—Pero más nashe.*
Lo miro con algo de asco. Estaba re flasheando si pensaba que existía grado de comparación, y aunque, ponele, Farfa fuera uno de los chicos más atractivos que yo conocía, a mis ojos, Conter era muchísimo más lindo. Era tierno, y tenía esa forma de sonreír que...
La puta madre, ¡alucino! ¡Vieja, ayuda!
Hablando de mí vieja, ella insiste en que lo invite a comer. Me dijo que puedo conquistarlo con comida.
—Más negro será–río con la cara de Farfa, él me mira con un gesto picado.
Siempre triunfando, porque me suelta una puteada en voz baja. Se hace el vivo, últimamente, más cuando está cerca de Serpias que le da el gusto en todo.
Me enojaba un montón, porque se correspondían el uno al otro. Y después estaba yo, que ni salud tenía.
—¿Vos decís que es buena idea esto de decirselo así, Spreen?— ya hablando en serio, Farfadox se sienta en la cama de su novio no novio y me observa.
Buena idea, sí.
Que yo no la cague, difícil.
No me lo tomen a mal. Pero si tengo un defecto (que han de ser millones), indudablemente es el de cagar las cosas con excelencia, clase y originalidad.
—No sé boludo, tengo miedo de trabarme y... Terminar haciendo alguna boludez— me pongo sincero.
Casi sentimental.
Había estado pensando a lo largo de estos días, y llegué a la conclusión que en realidad ya no tenía nada que perder diciéndole que estaba muriendo lenta y maliciosamente por su querer. Tenía que hacerlo uno de estos días sí o sí.
Era eso, o resignarme a morir solo, con mi vieja.
—Bueno, entonces dale la carta...— Serpias menciona al aire.
Pero tampoco lo veo como la mejor opción.
La mejor opción era hablarle frente a frente, ojos con ojos y decirle sinceramente todo aquello que me hacía querer darme a trompadas contra la puerta.
—Mhm, no... De nuevo está entrando en estado de... Le vamos a decir Spreelag
La tenía clara. No había vuelta atrás.

Cállate (Spreenter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora