Pasión Indomable

Capítulo 26

Nota: Hola chicas lamento la tardanza, pero ya estamos de regreso con el capítulo pendiente espero y confio que ya no haya más retrasos, mil gracias por sus mensajes de apoyo, voy mejorando de poco en poco,  entre el duelo, la enfermedad y las caidas pues se complican las cosas, mil gracias y un fuerte abrazo a todas.  

La idea de que las mariposas en el estómago y el fuego en las venas fueran experiencias reservadas para unos cuantos siempre le había parecido ridícula. Hasta que conoció a Candy. Aquella noche en el barco, sus miradas se cruzaron y sintió una llamarada que le recorrió el cuerpo entero.

Ahora, con Susana a su lado, supo que no había ni atisbo de cenizas que hicieran crecer lo que por un momento pensó era amor, por el contrario, avivar la imagen de Candy con Anthony lo atormentaba. Habían pasado apenas diez días de la llegada de Susana y ya se sentía atrapado en un callejón sin salida y por otra parte a dos semanas de que Candy se marchara añoraba verla, que incluso llego a pensar en ir a buscarla desde aquel día en que escucho la voz de Anthony, no pudo hacer nada para que Stear le contara de aquello que parecía ser tan importante para el heredero del impero Ardlay y Brower.

Lo único que consiguió saber fue que pronto conocería al señor William Albert Ardlay. Su próxima visita a la ciudad le había brindado la excusa perfecta para no ver a Susana a diario, ya que cada encuentro con ella era una tortura y Terry ya no aguantaba la farsa de que ella creyera que la seguía amando.

Además, la inesperada ausencia de Stear y Archie para ese fin de semana contribuyo a la sobrecarga de trabajo, sin embargo, le había prometido a Susana un paseo en la ciudad y una cena como lo hacían en Londres.

«Tengo que acabar con esto, esta misma noche» pensó mientras se acomodaba la corbata, sus ojos aguamarina se clavaron en un sobre que había en la mesa.

̶ ¿Qué me pasa que estoy tan ansioso? ̶ Terry sentía un hueco en el estómago que incluso sintió ganas de vomitar.

Sentía que la cabeza le iba a estallar, emociones inquietantes hacían que su boca tuviera un sabor amargo. Pensó que era tanta tensión por lo ocurrido los últimos días, la partida de Candy, la llegada de Susana, la voz de Anthony e incluso conocer al señor William lo tenían en ese estado.

Terry se sentó en el sofá antes de salir a su encuentro con Susana, había quedado de pasar por ella, la llevaría al teatro y después a cenar.

̶ Todo un plan romántico, ¿Por qué lo hiciste? ̶ cuestiono su actuar pues lo que realmente deseaba con el alma era terminarla e ir a buscar a Candy.

«Tal vez en el fondo, lo hiciste porque querías desquitarte de que Candy estuviera pasándola bien con Anthony, aunque te duela debes admitirlo, estas que hierves de celos»

Terry respondió a sí mismo en sus pensamientos, se pensó en el punto de la locura cuando lo único que lo agobiaba era estar lejos de la mujer que realmente amaba. Ahora lamentaba haber invitado a Susana, sabía que no había sido la mejor de las decisiones. Después de un profundo respiro, se puso su saco, tomo las llaves del auto y fue a su cita.

Una gran ciudad en constante movimiento y crecimiento. Los ojos azules de Susana no dejaban de parpadear, todo era tan diferente de Londres, la gente parecía tener más libertad y menos prejuicios.

Una luz de neón rojo parpadeaba alrededor del gran letrero sobre la marquesina del teatro proyectando una tenue luz sobre la multitud aglomerada en la entrada. El bullicio de los autos y la gente se mezclaba con la música de Jazz que tocaba en alguna esquina cerca del teatro.

Terry abrió la puerta del auto para que descendiera Susana, la pareja capto de inmediato las miradas de los asistentes a la obra, el llamativo y refinado vestido de ella acaparo las miradas masculinas y él portando su elegante traje negro llamo la atención de las damas, no cabía duda, parecía ser la pareja perfecta, nada más alejado de la realidad.