Diciembre se había transformado en una época cargada de nostalgia. Ya no vivía con mis padres, donde cada Navidad nos acomodábamos en el viejo sillón de la sala, disfrutando de maratones de películas navideñas hasta el amanecer. La casa se llenaba de risas y, a veces, de lágrimas, pero esos momentos eran mi mayor consuelo; no necesitábamos una cena ostentosa para ser felices. La simple compañía de mis padres era la única felicidad que conocía.
Sin darme cuenta, esos momentos se habían desvanecido. Ahora era un adulto y, aunque contaba con personas a quienes consideraba mi segunda familia, sabía que nunca podría ser lo mismo.
No estaba seguro de si realmente merecía enfrentar esta realidad, pero tenía claro que este diciembre debía convertirse, de alguna manera, en una recreación de aquellos días de mi infancia.
Antes de irme a la cama, llamé a mi madre y su entusiasmo fue inmediato. Hablamos durante un buen rato; ella me contaba que su vida estaba mejor que nunca y que finalmente había alcanzado lo que siempre había soñado. Sin embargo, la idea de que yo ya no estaba a su lado le causaba tristeza. Aun así, al compartir todo lo que había logrado, podía sentir cómo su corazón se llenaba de felicidad.
— ¿Tienes planes para esta navidad?
— Como el año pasado, la pasaría trabajando, cenaria con unos compañeros y luego me iría a la casa.
Había pasado más de un año desde que consiguió trabajo en una empresa, y me sentí muy feliz al escuchar la noticia. Pero sabía que eso significaba que no podríamos pasar la Navidad juntos. Aunque en años anteriores tuvimos la oportunidad de hacerlo, ambos entendíamos que necesitábamos darnos más tiempo. Si no fuera por eso, sin duda habría regresado a Seúl.
— Pasemos la Navidad juntos aquí en Jeju, mamá —le propuse con esperanza.
— Oh, Hannie, no tienes idea de cuánto tiempo he estado esperando verte, pero ambos tenemos muchas cosas que atender en nuestras vidas. Esta vez, no creo que sea posible —respondió con un tono melancólico.
— Ya no quiero pasar otro día sin ti o alejado de mi familia. Me he acostumbrado a celebrar la Navidad con la familia de Chris, pero esta vez quiero que sea diferente. Es lo único que te pido.
Había perdido tanto en el camino y, a cambio, había ganado cosas completamente distintas. Pero nada de eso llenaba el vacío que dejaban aquellos momentos significativos de mi adolescencia. ¿Era un acto de codicia desear recuperar al menos una parte de esos recuerdos tan valiosos?
– Haré lo que pueda, pero ya es tarde, deberías dormir.
Parecía que mi madre no estaba del todo convencida. Probablemente ya se había acostumbrado a pasar esos días significativos en Seúl con personas cercanas a ella, y tal vez la Navidad había perdido su significado desde que papá se fue. Yo deseaba cambiar eso; quería que se diera cuenta de que, a pesar de nuestra separación, todavía había razones para aferrarse a esos momentos.
Por otro lado, cada vez era más complicado ver a Minho. Entrar al mar en invierno ya no era una opción, y su rastro parecía desvanecerse como el eco de un recuerdo lejano. Pensaba que, al igual que los humanos, ellos podrían tener costumbres en estas fechas. Me preocupaba la idea de que si realmente se había ido, tal vez no volvería.
En pocas horas sería viernes, y yo no podía dormir. No había ni siquiera el sonido de autos o del viento; mis ojos estaban cansados, pero aun así, al cerrar los párpados, el sueño no llegaba. De repente, mi celular vibró. Al encender la pantalla, vi que era un mensaje de mi madre:
"¿Cómo es la playa de Jeju, Hannie?"
"Son hermosas, pero hay algunas que no he podido visitar. Sé que a ti te encantaría Iho Tewoo; desde mi casa puedo ver el mar y los atardeceres."
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Secretos entre las olas
ФанфикPor un lado, Minho hizo una promesa de permanecer en cada una de las vidas de su alma gemela, un lazo eterno que ni siquiera la muerte podría deshacer. Por otro lado, Han se aferrará con todas sus fuerzas a esa promesa, dispuesto a luchar contra cua...