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Jeonghan estaba en casa, observando el reloj mientras sus pensamientos daban vueltas en su cabeza.

Llevaba días evitando cualquier confrontación con Seungcheol, manteniéndose ocupado, pero la tensión era imposible de ignorar. Sabía que eventualmente tendría que enfrentarlo, pero aún no estaba listo.

En ese momento, su teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Soonyoung:

"Vamos al bar esta noche. No acepto un no como respuesta. Solo Minghao, tú y yo, será relajado. Nos vendrá bien salir un rato, ¿no crees?"

Jeonghan suspiró. Quizá salir con ellos lo ayudaría a despejarse. Además, no podía seguir encerrado todo el tiempo. Sabía que Soonyoung entendía su estado de ánimo, pero también confiaba en que no le diría nada a Minghao sobre lo que estaba ocurriendo.

"Está bien, iré."

.

Esa noche, se vistió rápidamente con algo casual y se encontró con Soonyoung y Minghao en la esquina. Aunque la tensión seguía en el fondo de su mente, esperaba que la compañía de sus amigos lo ayudara a olvidar, aunque solo fuera por unas horas.

—Jeonghanniee~ —saludó típicamente su primo.

Minghao, siendo algo más reservado, solo se limitó a saludar a la distancia.

El bar estaba lleno, con música suave y el murmullo de conversaciones llenando el espacio. Soonyoung, siempre energético, lideraba el camino mientras Minghao y Jeonghan lo seguían de cerca.

Se sentaron en una mesa cerca del centro, lejos de la barra, donde la música no era tan abrumadora y se podía conversar con mayor facilidad.

—Este lugar siempre está lleno los fines de semana —comentó Minghao, observando el ambiente.

Soonyoung ya había pedido unas cervezas para los tres y, en poco tiempo, la conversación fluía. Jeonghan empezó a relajarse, permitiendo que las risas y la compañía de sus amigos lo distrajeran del peso que llevaba encima.

Empezaron a recordar anécdotas del verano, riéndose de pequeños momentos vergonzosos y divertidos que habían compartido.

—Hace unos días, Soonyoung intentó amigarse con una vaca de mi casa, pero lo terminó persiguiendo... Tal vez las vacas no son tan sociables como Soonyoung pensaba —bromeó Minghao, haciendo que Jeonghan y Soonyoung se echaran a reír.

—¡No lo cuentes! —protestó Soonyoung, riendo mientras se cubría la cara con las manos— Solo esa vaca no me quería.

—¿Solo esa? —contestó Minghao, aguantando la risa—. Tuve que salvarte del ejército de vacas.

Soonyoung se limitó a aceptarlo y reír avergonzadamente. Se acercó a Minghao y tímidamente le besó en la mejilla.

Jeonghan sonrió, disfrutando el momento. Le alegraba ver que su primo y Minghao desarrollaban cada vez más su relación. Aunque aún no eran novios oficialmente, lo serían en cualquier momento.

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Justo cuando Jeonghan comenzaba a relajarse, la puerta del bar se abrió y, como si el destino lo hubiera orquestado, los hermanos Choi entraron: Mingyu, Jun y, por supuesto, Seungcheol. La risa que había comenzado a escapar de los labios de Jeonghan se congeló al instante cuando vio a Seungcheol acercarse.

¿Es que es acaso el único bar del pueblo? Si estuviera en Seúl, esto no me sucedería.

Soonyoung notó la llegada de los hermanos y la mirada de su primo, pero antes de que pudiera decir algo, Mingyu ya se acercaba a su mesa, con su típica sonrisa despreocupada.

Verano en Jeonju || JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora