Encuentro en el bosque

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Adara levantó la vista de su libro y lo miró con una expresión neutra, sin sonreír. Su rostro parecía una máscara de piedra, sin revelar ningún sentimiento.

---Hola--- su voz fue baja y monótona

Mateo intentó seguir la conversación.

---¿De dónde eres?---

Adara se encogió de hombros levemente y respondió con una sola frase.

---De ninguna parte---

No agregó nada más. No preguntó por Mateo, no mostró interés en conocerlo. Simplemente volvió a su libro y comenzó a leer de nuevo.

Mateo se sintió desconcertado y rechazado. No estaba acostumbrado a que las personas no respondieran a su amabilidad. Se quedó allí un momento, esperando que adara dijera algo más, pero ella no lo hizo.

Finalmente, Mateo se alejó, sintiendo que había sido rechazado. Se preguntó por qué adara era tan fría y distante.

Mientras se alejaba, Mateo notó que adara no había levantado la vista de su libro. No había mostrado ningún interés en él. Era como si no existiera para ella.

Una vez que terminó el receso, la campana sonó, anunciando el inicio de las siguientes clases. Los estudiantes comenzaron a dirigirse hacia sus respectivas aulas.

Mateo se levantó de su asiento y se dirigió hacia su aula de Historia, solo. No tenía amigos con quienes sentarse o hablar.

Adara ya estaba allí, sentada en su asiento habitual, con su libro y sus notas dispuestas ordenadamente. No miró a Mateo ni a nadie más.

La profesora de Historia, la señorita Rodríguez, comenzó a explicar la lección del día, mientras Mateo se sentaba en su asiento y sacaba sus notas.

Durante la clase, Mateo no pudo evitar mirar a adara, que estaba completamente concentrada en la lección. No parecía distraerse por nada.

La clase de Historia terminó después de una hora, y luego comenzó la clase de Ciencias. Mateo y adara tenían esa clase juntos también.

Después de la clase de Ciencias, sonó la campana que anunciaba el final del día escolar. Los estudiantes comenzaron a recoger sus cosas y a salir de las aulas.

Mateo se levantó y se estiró, mientras adara recogía sus libros y se ponía de pie. No se miraron entre sí.

Adara salió de la secundaria y se dirigió hacia la parada de autobús. Mateo la siguió a distancia, curioso por saber qué haría después de la escuela.

No sabía por qué, pero sentía una atracción hacia adara que no podía explicar. Quería saber más sobre ella.

El autobús llegó y adara subió. Mateo se detuvo a unos metros de distancia, viendo cómo el autobús se alejaba.

Mateo se quedó allí un momento, pensando en adara y en lo misteriosa que era. Luego, recordó que tenía que ir a trabajar.

Se dirigió hacia la cafetería donde trabajaba, llamada "El Café de la Esquina". Era un lugar acogedor y tranquilo, donde la gente iba a disfrutar de un buen café y charlar con amigos.

Mateo llegó a la cafetería y se cambió de ropa en el vestuario. Se puso su uniforme de trabajo, que consistía en una camisa blanca y pantalones negros.

Luego, se dirigió hacia la cocina para saludar a su jefe, el señor Gómez.
---Hola, Mateo. ¿Cómo estás?---, le preguntó.

---Estoy bien, gracias---, respondió Mateo.

El señor Gómez le explicó las tareas del día y le dio algunas instrucciones. Mateo asintió y se puso a trabajar.

Comenzó a preparar las mesas y a limpiar la cafetería. Luego, se dirigió hacia la barra para preparar bebidas y atender a los clientes.

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