Infierno de Ares (Kim DanxJoo Jaekyung )

Choku Rei

"lágrimas de sangre para regar tierra santa" 

Dan jadea. Le pasan los grilletes. Las lágrimas corren por su rostro y lo ahogan. Los sacaron de los calabozos y los arrastraron frente a un grupo de hombres que los miraban uno por uno para asignarles lugares. Son bastante rápidos, primero preguntan sobre la edad, las extremidades y por último a que se dedicaban en el reino Catalis, al que todos pertenecían antes de la captura. Son de un reino que se dedica a la innovación medicinal, es su fuerte y sus tratados con el resto de los reinos se basaba en la prestación del servicio de salud.

Todo el lugar se sentía muy frío. La piedra y el ladrillo eran los principales materiales de arquitectura, fuerte y duro como las personas de Marsalis, de donde salían los mejores guerreros y los encargados de prestar guerreros. Aunque cada reino tenía sus propios ejércitos con cualidades propias siempre tenían soldados de este reino, cometieron el error de dejar que fuera este quienes los entrenaran y quienes tuvieran la mayor cantidad de hombres al servicio bajo la excusa que es un reino lleno de personas problemáticas y con el más alto nivel de criminalidad, contrabando y pobreza.

Un hombre los jala a él y a su abuela. Él los está cubriendo a ambos con la capa. Sostiene a la anciana debido al estado frágil en el que está. Las lágrimas resbalan por su mejilla. Los soldados jalan la capa para mirarlos rompiendo la tela en el proceso. Dan deja caer la tela temblando por el llanto.

Los hombres miran a la anciana — señora, usted... — el asignador aprieta los labios. Era la mujer más vieja del grupo, ni siquiera debieron traerla, no sirve para trabajo, para satisfacer al emperador ni para nada.

La anciana parpadea. Cansada y pálida. Estaba débil y enferma, casi todo su cuerpo se recargaba contra el de su nieto — Dan — susurra.

El hombre asiente — a las 40 — ordena. Los guardias avanzan y toman a la mujer de los brazos.

— ¡No! ¡No, por favor! — solloza intentando impedir que se la lleve. Pero los guardias lo detienen de inmediato, empujándolo al piso, rompiéndole la nariz en el proceso. Dan solloza gritando. La anciana intenta moverse, pero finalmente la sacan de la habitación. Él se queda quieto llorando.

El asignador lo mira inclinando la cabeza. Rostro bonito, ojos grandes, delgado. — ¿Edad? — Dan solloza y balbucea hipando — ¿Niño, edad? —.

— 29 — tose.

El hombre arruga la nariz. Inclina la cabeza y piensa — al emperador le gustaría tenerlo dentro del harén —.

Dan jadea. Siente su corazón saltarse un latido y el frío subir por su espalda. Para entrar en cualquier harén posible tienes dos opciones, ser una mujer o un eunuco, no era mujer así que la última opción era obvia — ¡no! ¡no! ¡por favor no! — él intenta moverse, la sangre escurriendo los ahoga un poco — soy doctor, soy... se sobre huesos, puedo ayudarlos, no por favor —.

— ¿Señor, está seguro? — uno de los guardias titubea. El chico ya es demasiado mayor para realizarle la castración.

— Conoces al emperador, si lo ve en los servicios de salud y le gusta te matara a ti, a mí y a todos por no ponerlo en el lugar adecuado —. 

Los soldados asienten y lo levantan de inmediato. Sus intentos de escapar son completamente ineficaces mientras lo arrastran hasta otro calabozo. Este está lleno de mujeres bastante hermosas. Todas saben a dónde van y también porque él está allí, lo miran con más lástima a él que entre ellas. Se acurruca sollozando en una de las esquinas frías de piedra. La paz solo dura esa noche, antes de que los saquen a todos arrastrándolos por los pasillos. Las mujeres son llevadas a una habitación en la que se escucha un flujo del agua. Puede escuchar las quejas y las maldiciones mientras él es arrastrado junto a dos chicos más, muchos menores que él, a un salón de cirugía. Las lágrimas no paran y se intenta resistir.