II [Un desfile de moda]

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I'm tired of feeling like I'm fucking crazy

I'm tired of driving 'till I see stars in my eyes

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Ollie's POV:

El olor a caucho quemado y gasolina impregnaba el aire del pit lane en Monza, algo que ya se sentía como mi segunda piel. Era el tipo de olor que otros considerarían desagradable, pero para mí, era un recordatorio constante de por qué amaba esta vida. La clasificación había terminado, y aunque había conseguido la pole, mi mente estaba dispersa, reflexionando sobre todo menos sobre la carrera.

Amaba este mundo. Ser piloto de Fórmula 1 era un sueño hecho realidad, algo que había perseguido desde que era un niño. Pero con el éxito venían las complicaciones. Últimamente, la fama se había vuelto una presencia constante, una sombra que me seguía a todas partes. Nunca estaba realmente solo; siempre había alguien con una cámara, alguien que quería una parte de Ollie Bearman, el piloto, el competidor. En ocasiones, me preguntaba cómo sería tener un trabajo "normal", uno donde pudieras desconectar al final del día.

Mientras me quedaba en la cabina del equipo, revisando los tiempos en la pantalla, vi acercarse a Kimi Antonelli, mi compañero de batallas en la pista y, aunque pocos lo sabían, uno de los pocos amigos de verdad que tenía en este ambiente.

—¡Pole position, Bearman! —exclamó Kimi con su tono característico, dándome unas palmadas en la espalda. No importa lo reñida que fuera la competencia, siempre encontraba la forma de mantener el ambiente relajado—. Felicidades, tío. Aunque solo me sacaste 20 milisegundos, casi nada.

Reí con ganas. Kimi siempre sabía cómo desinflar la tensión de las carreras, y aunque competíamos en la pista, fuera de ella siempre nos habíamos llevado bien.

—¿20 milisegundos? Eso es una eternidad, Antonelli. Seguro que mañana me sigues de cerca en las primeras vueltas —respondí, devolviéndole la sonrisa.

Kimi asintió, pero luego puso una expresión que indicaba que se venía alguna noticia. Algo raro.

—Oye, hablando de mañana... ¿has oído lo de Milán? —preguntó, casi de pasada, como si fuera un detalle menor. Pero en el fondo sabía que no lo era.

—¿Milán? —fruncí el ceño, confundido—. ¿Qué pasa en Milán?

Kimi sonrió con un toque de ironía en los ojos.

—Nos han invitado a la Semana de la Moda en Milán. La próxima semana, justo en el único descanso que tenemos antes de la siguiente carrera.

Ahí estaba. La razón por la que Kimi tenía esa mirada de resignación. La Semana de la Moda en Milán. Probablemente el evento más prestigioso de la moda internacional, lleno de diseñadores, celebridades y, aparentemente, pilotos de Fórmula 1 que no querían estar allí. No es que tuviera nada en contra de la moda, pero la idea de ser arrastrado a ese tipo de eventos, cuando lo único que quería era un poco de tiempo para mí, me parecía agotadora.

—¿Estás bromeando, verdad? —le dije, esperando que todo esto fuera una especie de broma.

Kimi se encogió de hombros.

—Ojalá lo fuera, tío. Pero ya sabes cómo son estas cosas. A los equipos les encanta que vayamos a eventos como este, para la imagen pública, para ganar visibilidad fuera de las carreras. Así que... —hizo un gesto como si no tuviera opción, lo cual, efectivamente, no teníamos.

Suspiré, dejando caer la cabeza hacia atrás por un segundo. Lo último que necesitaba era pasar una semana bajo los focos de otro tipo de público. Sabía que ser piloto de F1 no se limitaba a conducir; había compromisos, entrevistas, eventos, todo eso venía con el paquete. Pero nunca me había interesado mucho el lado del glamour, y mucho menos la moda.

—Genial, justo lo que me apetecía. Un desfile de moda en lugar de un descanso de verdad —dije con sarcasmo—. ¿Y qué esperan que hagamos allí, exactamente? ¿Modelar? Porque eso sería un desastre total.

Kimi rió, claramente disfrutando del absurdo de la situación.

—No lo sé, pero me imagino que quieren que estemos allí para las fotos, las entrevistas y todo el circo mediático. No es que tengamos que desfilar, pero quién sabe, tal vez te pongan un traje raro.

La idea me hizo reír, aunque de forma amarga. Ya podía imaginarme la escena: yo, un tipo que apenas sabe qué ponerse fuera del paddock, rodeado de modelos y diseñadores que se preocupan más por una bufanda que yo por la configuración de mi alerón trasero.

—¿Y tú qué? ¿Te emociona la idea de Milán? —le pregunté, sabiendo que, si había alguien que podría sacar algo positivo de todo esto, era Kimi.

—No, tío. Para nada. Prefiero estar en casa, tranquilo. Pero mira, es Milán. Puede que sea interesante ver algo diferente. Al menos habrá buena comida, y si jugamos bien nuestras cartas, podríamos pasar la mayor parte del tiempo fuera de los focos. Solo tenemos que aguantar las partes públicas —respondió, siempre buscando el lado positivo de las cosas.

La verdad es que Kimi tenía razón en algo. Milán, al menos, era una ciudad increíble. No había tenido la oportunidad de explorarla en ninguna de mis visitas previas debido a las exigencias del calendario, pero sabía que la ciudad tenía una historia rica, una cultura vibrante, y, por supuesto, una reputación como una de las capitales de la moda mundial. Aunque el evento en sí no me interesaba, la idea de pasar un tiempo en Italia no era del todo mala.

—Vale, tienes razón. Al menos podríamos disfrutar algo fuera del caos. Aunque la idea de estar rodeado de celebridades y diseñadores me sigue pareciendo un infierno —admití.

Kimi asintió.

—Ya, tío, lo sé. Pero míralo de esta manera: después de tanto tiempo de estar rodeados de coches, motores y neumáticos, un poco de moda no nos va a matar. Al menos es algo diferente. Y si la cosa se pone demasiado intensa, nos escapamos y nos buscamos una buena trattoria para comer como reyes.

Eso sí sonaba bien. Escaparnos, encontrar un rincón tranquilo en Milán, y disfrutar de la comida italiana sin preocuparse por la siguiente curva o por el próximo patrocinador. Tal vez no todo sería tan terrible.

—Está bien, pero si empiezan a ponernos trajes ridículos, me largo —dije en tono de broma, aunque un poco en serio.

Kimi soltó una carcajada.

—Hecho. Si nos ponen algo que no puedas llevar con dignidad, nos escapamos. Trato hecho.

Nos quedamos un rato más en silencio, observando cómo el equipo seguía desmantelando el pit lane. Las luces del circuito de Monza se apagaban poco a poco, y la realidad de la carrera de mañana volvía a nuestras mentes. Pero ahora, además de la presión habitual de la competencia, tenía en el horizonte esa invitación a Milán.

La vida en la Fórmula 1 no era solo velocidad y adrenalina. A veces, te arrastraba a lugares donde no querías estar, como la pasarela de la Semana de la Moda. Pero tal vez, como decía Kimi, era parte del viaje. Y quién sabe, tal vez Milán tenía algo que ofrecer que no imaginaba.

Mientras salíamos del pit lane, ambos bromeando sobre lo mal que se nos vería en una pasarela, no podía evitar pensar que, en el fondo, la vida fuera del circuito también tenía sus propias curvas inesperadas..

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Jenn 🩷

Ganas de saber que va a pasar en Roma!!

Ya tenemos la introdducion de Ollie. Que os ha parecido??

NO ME LO PUEDO CREER HEMOS LLEGADO A LA META, MUCHISIMAS GRACIAS POR EL APOYO <3

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Spoilers, dinámicas y más en tiktok e instagram: Jenn_Elixak

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Pinceladas de velocidad || Ollie BearmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora