Capítulo 1 (Demon)

60 1 1
                                    

Miles de voces gritan a mi alrededor con sed de sangre, ávidos de horror y sufrimiento. Yo se lo que quieren porque yo soy su entretenimiento. Miro a mi alrededor todos me miran, riendo y hablando entre ellos, no les importa lo que me pase ni a mi lo que les pase a ellos, solo soy un títere, un armazón vacío con un solo objetivo: Matar.

Yo estoy en un campo delimitado por grandes vallas sujetadas con piedras y lanzas, en la arena de una antigua playa olvidada que ahora solo es un páramo más de lo que llamamos Tierra. Miro al cielo, una enorme Luna brilla por encima de nuestras cabezas, siento su fuerza, vitalidad, y siento que no estoy sola. Pero este sentimiento rápidamente se va, porque lo estoy y ahora me toca luchar.

Los dueños de los gritos, miles y miles de personas se apelotan en los bordes del campo de batalla expectantes de ver el espectáculo por el que están aquí, el único entretenimiento que los saca momentáneamente de la miseria que son sus vidas.

Suena el primer aviso: Va a comenzar.

Salen cinco hombre, siempre cinco o más. Armados con espadas, cuchillos, estacas, agua bendita... Pobres ignorantes.

Dos de ellos son voluntarios, hombre estúpidos y arrogantes que piensan que tienen alguna oportunidad, hombre llenos de avaria por el poder. Los otros tres son solo pobres esclavos que saben que su fin esta cerca.

Segundo aviso: A luchar

Mis movimientos son seguros y ágiles, primero doy vueltas alrededor de ellos a trote y sopeso sus fuerzas. los dos hombre voluntarios son altos y robustos con mucha fuerza pero demasiado torpes y lentos para poder cojerme. Los otros pobres tienen demasiado miedo para moverse y ruegan por una muerte rápida, al menos son listos.

Primero empiezo por los exclavos, mi brazo derecho se levanta en el aire junto a una gran espada de metal y con un veloz revés en el aire descargo el golpe en el primer exclavo. Era un hombre de mediana estatura de unos 45 años maltratado por la vida. Veo caer su cabeza al suelo, un charco de sangre fresca rodea su cara y mancha su pelo, su rostro no tiene horror, ni pena, ni dolor. solo resignación.

Voy a por el segundo, esta al lado de su compañero, su rostro esta crispado de rabia, sus ojos me miran y sé que me va a atacar pero en ese momento su rostro se convierte en una masa de lágrimas y un grito de dolor resuena. Saco mi espada de su abdomen, más sangre, su olor impregna el aire. Uno menos.

Doy un salto y una vuelta en el aire, el último de los exclavos me espera, quieto e impacible. Me mira a los ojos con aceptación y se arrodilla. Mi mano izquierda se mueve en el aire describiendo un circulo hacia su cuello. Quedan dos.

La arena a mis espaldas antes marrón ahora es roja, miro al cielo y respiro, que siga el juego.

Los voluntarios me esperan a un lado del campo sus ojos solo solo proyectan avaricia y sed de sangre. Ambos se acercan a mi. El más grande de ellos es moreno y fornido, todo él resumba de ira y asco. El otro es un poco más bajo y menos musculoso, su pelo es rubio y sus manos son pequeñas pero en su mirada veo algo que me asusta más que el otro: astucia y crueldad.

El primero en moverse es el alto, este se coloca detrás de mi, mientras que su compañero se acerca por delante. Yo espero hasta que ambos me rodeen, y dejo mi mente volar. La conciencia me abandona y dejo mi instito salir, ya no hay vuelta atrás.

Mis espadas cortan el aire ambas a la vez. Arriba y abajo, a la derecha y a la izquiera, no hay escapatoria. Lucho con ambos a la vez, sus movimientos al principio tan premeditados se vuelven cada vez más torpes y precipitados, saben que van a morir. El hombre más bajo me mira a los ojos y ve mi auténtico yo, un monstruo sediento de sangre y terror. Suelta su espada y el agua bendita y huye hacia la verja. Su compañero sorprendido por la reacción de su compañero deja su defenza unos segundos, es suficiente, dejo de jugar y game over, con un golpe centra rompo su cuerpo en dos, como si fuera gelatina, más sangre baña mi cuerpo, pegajosa y caliente, llena de vida. Ahora me dirijo al último superviviente, no me doy la vuelta mientras nado hacia el último porque se que su compañero esta muerto.

El otro tan seguro de sí mismo ahora llora y suplíca por su vida. PENOSO. Clavo la espada de mi mano derecha en su cuello, la saco y un río de sangre me rocía. La gente se levanta y grita, vociferan el nombre que ellos me han dado y aplauden, he cumplido mi cometido.

Demon! Demon! Demon! Demon! Demon!

Lamo la sangre alrededor de mi boca. Es dulce y fresca. Esta llena de vida, vida que necesito, mi sustento y alimento. Porque la sangre es dolor y vida, la sangre es fortaleza y muerte.

Los gritos se calman y hombres uniformados entran, no me resisto porque se lo que viene. Siento un pinchazo, y todo se vuelve negro.

A New Day Of BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora