Cuando Jungkook despertó esa mañana, Jimin ya no estaba a su lado en la cama. No tenía idea de cuándo se había ido, pero debió haber sido muy temprano pues apenas eran las nueve y su colega solía dormir hasta tarde los sábados. Supuso que no querría compartir más tiempo de lo necesario durmiendo juntos. Y la verdad él tampoco.
Anoche había estado tan cerca de arruinarlo todo. Pero lo había superado, había dormido con Jimin solos en la misma cama y no había cedido ante las tentaciones físicas. Al final tenía más fuerza de voluntad de la que se imaginaba y estaba orgulloso de eso.
Se suponía que debía estar más tranquilo a partir de ahora que consideraba fortalecida su amistad con Jimin, sin embargo por más que quisiera no iba a dejar de quererlo de un día para el otro. Eso lo sabía. Ese sentimiento seguía allí, tan claro y firme como desde el primer día en que lo había aceptado.
Cualquier otro sábado hubiera subido a molestar al rubio a su departamento. Quizás pensar qué almorzar y hacerse compañía mientras organizaban cosas del trabajo o simplemente ayudarlo a cuidar a Jay. Pero ese día decidió que mantendría distancia. Después de todo cada uno tenía su vida propia y quizás era hora de despegarse un poco de Jimin. Al fin y al cabo los amigos no necesitaban estar todo el tiempo juntos.
Aprovechó y fue a visitar a su madre a quien hacía rato no veía. Ésta era una mujer ya grande que aún llevaba una vida muy humilde aunque Jungkook trataba de ayudarle cuanto podía económicamente. Y ella siempre lo recibía igual de cálida cada vez que lo visitaba y le preparaba su comida favorita. Ir a casa era como volver a sentirse un niño por un rato. Lo único que no le gustaba eran los malos recuerdos que tenía de ese lugar debido a su padre, pero trataba de ignorarlos.
— ¿Y cómo te ha ido en el trabajo estos días? ¿Ya pasaron los exámenes? — le preguntó ella mientras la ayudaba en la cocina con los preparativos del almuerzo.
— ¿Los del estado? Sí. A los chicos les ha ido bien — le contó. — Aunque…este año ha sido diferente — agregó luego.
Hasta entonces nunca le había hablado a su madre de Jimin, quizás lo había nombrado como un colega en alguna conversación pasajera pero nada más. Pero ese día sintió ganas de contarle sobre él.
— El profesor nuevo que entró hace poco básicamente me obligó a obligar a los chicos a estudiar de verdad. Ya sabes, sin trampa. Como se supone debería ser — le contó. — Él… tenía fe de que los estudiantes podían aprender de verdad y aprobar sin copiarse.
La mujer dejó lo que estaba haciendo y miró a su hijo sorprendida.
— ¿Te obligó o lo apoyaste? — preguntó. Pues quién mejor que ella para saber que nunca jamás nadie podría obligar a su hijo a hacer algo con lo que no estuviera de acuerdo.
— Bueno…me convenció — admitió Jungkook. — Es que cuando a ese bobo de Jimin se le mete algo en la cabeza es bastante insistente. Pero bueno…tenía razón. Él entiende a los chicos como nadie más lo hace. Es un gran profesor.
— Vaya, eso es nuevo. Oírte hablar bien de un colega de la escuela — le sonrió su madre.
— Sí, Jimin es…muy paciente, y comprensivo — lo describió mientras pensaba en él. — Pero también tiene su carácter. Cuando se enoja puede ponerse firme y regañar a los mocosos. Al principio le costó, le hacían la vida imposible, estuvo a nada de renunciar. Pero salió adelante, porque es más fuerte de lo que piensa. Y sobre todo porque quiere a sus alumnos. Y solo quiere ayudarlos.
— Vaya… — exclamó la mujer. — Suena a que es una buena persona. Y que te llevas muy bien con él.
— Sí, Jimin y yo…somos amigos — respondió algo serio. — Y es mi vecino. Vivimos en el mismo edificio. Por eso pasamos bastante tiempo juntos y no me quedó de otra que socializar, ya sabes — se excusó.
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La teoría del amor - Kookmin
ФанфикPark Jimin es un joven profesor de secundaria que después de enseñar en las más prestigiosas y costosas escuelas en Seúl, se ve obligado a mudarse a Busan y a trabajar en una humilde secundaria en las afueras de la ciudad. Allí no solo los estudiant...