46. Mentiras y Verdades en Hogwarts

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Al día siguiente, las clases comenzaron con normalidad, hasta que llegó el turno de Defensa Contra las Artes Oscuras. Para alivio de algunos y molestia de otros, Gryffindor y Slytherin compartían esa clase. Mientras los estudiantes esperaban en el aula, el ambiente era relajado. Las gemelas Patil, siempre juguetonas, hicieron volar una delicada paloma de papel que recorrió la sala con elegancia, hasta que fue incinerada en el aire y sus cenizas cayeron suavemente en el escritorio de las chicas. Dolores Umbridge, con su sonrisa falsa, se encontraba en la puerta, observando con satisfacción su obra.

—Buenos días, niños —saludó con su aguda voz mientras avanzaba hacia el frente del aula, su varita en alto.

Con un gesto, comenzó a escribir en el pizarrón:

"Título Indispensable de Magia Ordinaria"

T.I.M.O.

—Estudien mucho y serán recompensados. Fracasen en esto, y las consecuencias podrían ser severas —añadió, acompañando sus palabras con una risa chillona que resonó incómodamente en el aula.

Con otro movimiento de su varita, una pila de libros apareció en el escritorio y se repartió mágicamente entre los estudiantes.

—Hasta ahora, su instrucción en esta materia ha sido... terriblemente inconsistente. Afortunadamente, bajo mi supervisión, seguirán un curso aprobado por el Ministerio de Magia. Un curso... cuidadosamente estructurado —su sonrisa nunca abandonaba su rostro, aunque la frialdad en su tono era inconfundible.

Al abrir el libro que les había asignado, muchos fruncieron el ceño. La portada, infantil y absurda, parecía diseñada para niños pequeños, y el contenido era aún peor. Eileen, notablemente molesta, hojeó las páginas rápidamente antes de levantar la mano, decidida a expresar su descontento.

—¿Sí? —preguntó Umbridge, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Este libro no enseña cómo lanzar hechizos de defensa —dijo Eileen, alzando la voz con firmeza.

—¿Hechizos de defensa? —Umbridge soltó una carcajada aguda, casi inaudible para el oído humano—. No veo por qué necesitarían lanzar hechizos de defensa en mi clase.

Ron no pudo contenerse.

—¿No usaremos magia?

—Van a aprender sobre hechizos de defensa... de una manera segura y sin riesgos —respondió Umbridge con una sonrisa forzada.

—¿Y de qué nos serviría eso? Si nos atacan, sería un gran riesgo —replicó Harry, su enojo evidente.

—Deben levantar la mano para hablar en mi clase, señor Potter —Umbridge exhaló lentamente, intentando mantener la calma—. Según el Ministerio, el conocimiento teórico es suficiente para pasar los exámenes. Después de todo, ¿no es para eso que están aquí?

Harry, sin embargo, no estaba dispuesto a quedarse callado.

—¿Y cómo se supone que nos preparará para lo que ocurre allá afuera?

—No hay nada allá afuera, querido —dijo Umbridge, su tono paternalista irritante—. ¿Quién crees que te atacaría?

—No lo sé —Harry clavó su mirada en ella—. Tal vez Lord Voldemort.

Un murmullo recorrió el aula como una ola. Umbridge permaneció inmóvil, su sonrisa tensa.

—Les han hecho creer que un mago tenebroso ha regresado, pero eso es una mentira —afirmó, su paciencia agotándose.

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora