Mi inspiración

Capitulo 4: entre palabras y miradas

Capítulo 4: Entre Palabras y Miradas

El día de la presentación llegó con una mezcla de nervios y emoción. Elara y Jaxon se prepararon en el aula, repasando mentalmente los puntos clave de su proyecto sobre la obra de Mario Benedetti. El aire estaba cargado de expectación mientras los estudiantes se acomodaban en sus asientos, y la profesora sonreía con un brillo en los ojos.

Cuando llegó su turno, Elara sintió que su corazón latía con fuerza. Jaxon se puso de pie a su lado, y la mirada segura que le ofreció le dio el impulso que necesitaba. Con una profunda respiración, comenzaron a hablar.

—Hoy vamos a explorar cómo Mario Benedetti nos invita a sentir cada letra que escribió —comenzó Jaxon, su voz resonando con confianza—. Su poesía no solo es literatura; es un refugio para el alma.

Elara se unió, compartiendo su análisis sobre "No te rindas". Hablar sobre la obra de Benedetti le permitió abrirse, y mientras compartía sus pensamientos, podía sentir que cada palabra cobraba vida. La maestra escuchaba atentamente, y Elara se dio cuenta de que había una conexión entre sus palabras y la audiencia.

—Benedetti nos recuerda que, aunque la vida pueda ser dura, siempre hay una luz al final del túnel. Cada verso es un recordatorio de que nunca debemos perder la esperanza —dijo Elara, su voz firme y llena de pasión.

La maestra, visiblemente impresionada, asintió mientras tomaba notas. —Excelente análisis. Es evidente que han entendido profundamente la obra de Benedetti. Han hecho un gran trabajo.

Al finalizar, Jaxon y Elara se sintieron aliviados y emocionados. La presentación había ido mejor de lo que esperaban. Mientras regresaban a sus asientos, la profesora se acercó a ellos.

—Quiero felicitarles. Han capturado la esencia de Benedetti de una manera conmovedora. Se nota que han puesto mucho corazón en este proyecto —dijo, sonriendo.

Esa pequeña validación fue todo lo que Elara necesitaba para sentir que realmente pertenecía a ese lugar. Miró a Jaxon, y él le devolvió la mirada con una sonrisa que iluminó su rostro. En ese instante, algo cambió entre ellos. La admiración mutua se convirtió en algo más, un hilo invisible que los unía.

Durante los días siguientes, su amistad se volvió más fuerte. Pasaban tiempo juntos no solo en clase, sino también fuera de ella. Disfrutaban de paseos por el campus, compartían café en la cafetería y discutían sobre sus autores favoritos. Jaxon comenzó a abrirse más sobre su vida, y Elara se dio cuenta de que detrás de su confianza había una vulnerabilidad que él rara vez mostraba.

Una tarde, mientras caminaban por el jardín de la universidad, Elara se detuvo para admirar un poema de Benedetti que estaba escrito en una de las paredes. —Es asombroso cómo puede poner en palabras lo que sentimos —dijo, tocando suavemente la pared.

—Lo sé. —Jaxon se acercó un poco más—. Cada palabra tiene un peso, una historia detrás. Al igual que nosotros.

Elara sintió un escalofrío recorrer su espalda al escucharlo. El ambiente a su alrededor se llenó de una conexión palpable. —A veces pienso que deberíamos vivir nuestras vidas como si fuéramos los personajes de un poema —dijo ella, y Jaxon la miró, los ojos brillando con una mezcla de asombro y admiración.

—Tal vez deberíamos empezar a escribir nuestra propia historia, entonces —respondió él, dando un paso más cerca.

Elara sintió que su corazón latía más rápido. La atracción era innegable, y en ese momento, el mundo a su alrededor se desvaneció. Todo lo que podía ver era a Jaxon, y las palabras de Benedetti resonaban en su mente: "La vida es un puente. Cruza por él, pero no construyas tu casa en él."

Ambos sonrieron, y Elara supo que lo que estaba creciendo entre ellos era especial. La amistad que habían cultivado se estaba transformando en algo más profundo, y, tal vez, solo tal vez, había encontrado en Jaxon a alguien que la inspiraba a ser la mejor versión de sí misma.