Una perdida más

326 45 49
                                    


Empecemos, pónganse cómodas o cómodos

Regalame una estrella si te gustó ༼ つ ◕_◕ ༽つ


Aegon se levantó rápidamente de la cama, su mente aún luchando por despejarse del remolino de nervios que lo había mantenido despierto toda la noche. La noticia del hundimiento del barco del joven Blackwood lo mantenía en un estado de constante tensión. El caos en los pasillos, con guardias y criadas corriendo de un lado a otro, solo aumentaba su ansiedad. Solo esperaba que el plan que había diseñado para manejar la situación hubiera salido bien.

—Mi príncipe, la noticia ya ha llegado —dijo Ser Arryk con cautela, entrando en la habitación—. Debe prepararse. Para los demás, aún está durmiendo. Primero despertaron a los reyes para darles la noticia. Creo que después avisarán a su hermana y, al último, a usted.

Aegon asintió, tratando de mantener la calma. —Sí, también creo que eso es lo que sucederá —respondió con voz tensa. —Dios, Ser Arryk, fue más fácil idear el plan que llevarlo a cabo. Ahora debo actuar como un prometido dolido, y no estoy seguro de si los nervios me lo permitirán.

Ser Arryk se acercó, colocando una mano reconfortante en el hombro de Aegon. —Lo más importante es que mantenga la compostura. Los demás estarán observando cómo reacciona, y su comportamiento puede influir en la manera en que se maneje la situación. Mantenga la calma y recuerde el papel que debe interpretar. Todos confían en su capacidad para enfrentar esto con dignidad.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El consejo había sido convocado con una urgencia inusitada, y la familia real se encontraba reunida en una sala del castillo. La escena era inusual: todos estaban vestidos apresuradamente con sus ropas de dormir, y la preocupación era evidente en sus rostros.

Daemon se giró hacia el rey, con una expresión de frustración y curiosidad. —¿Qué sucede, hermano? Nos sacaron de nuestros cuartos con tanta rapidez que ni siquiera tuvimos tiempo de vestirnos adecuadamente.

Rhaenyra, también visiblemente inquieta, se unió a la pregunta. —Padre, ¿qué está pasando? Necesitamos saber qué ha ocurrido para entender la gravedad de la situación.

—¿Dónde está Aegon? —preguntó Aemond, mirando alrededor con preocupación y ansiedad. La ausencia de su hermano mayor solo intensificaba el nerviosismo que se sentía en la sala.

—Por eso los llamé solo a ustedes —respondió el rey con una expresión grave y cansada. Sus palabras estaban cargadas de una preocupación palpable—. No sé cómo dar esta noticia. Hasta ayer, ambos estaban felices y en buen estado. Por eso no di la orden de que lo despertaran aún.

La confusión y el desconcierto se reflejaron en los rostros de la familia. Rhaenyra, con el ceño fruncido, miró al rey con intensidad. —¿De qué estás hablando, padre? ¿Qué noticia es tan grave que no pudiste compartirla con todos de inmediato?

El rey suspiró, buscando las palabras adecuadas. —El joven Blackwood, quien estaba comprometido con Aegon, el barco  se hundió. La noticia de su trágica muerte es una devastación no solo para su familia, sino para nosotros también. La situación es tan delicada que he decidido manejarla con la mayor sensibilidad posible. No quería apresurar la noticia sin considerar cómo afectaría a todos, especialmente a Aegon.

Los murmullos de sorpresa y dolor comenzaron a llenar la sala mientras la familia asimilaba la magnitud de la tragedia. Aemond, con el rostro pálido, se volvió hacia la entrada, esperando ver a Aegon aparecer en cualquier momento.

Segunda vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora