La luna iluminaba suavemente la dimensión de las hadas, y la noche era tranquila, pero dentro de la torre que compartían, el ambiente estaba lleno de emociones intensas y silenciosas. Cupido, con una mano en su vientre ligeramente redondeado, miraba las estrellas desde la gran ventana. Sus alas estaban relajadas, pero había un brillo en sus ojos, una mezcla de incertidumbre y emoción que no había sentido antes.
— ¿En qué piensas? —preguntó Sanderson, acercándose desde la puerta. Llevaba una bata suelta, dejando atrás su habitual apariencia rígida. Hoy, todo en él parecía más suave, más relajado. Tal vez era por la noche, tal vez era por Cupido... o tal vez, era por lo que estaba por venir.
Cupido sonrió al escuchar su voz, pero no apartó la mirada de las estrellas. Sus dedos acariciaban con suavidad su vientre, como si intentara conectar con la pequeña vida que crecía dentro de él.
— En todo lo que está cambiando —respondió Cupido, con un tono que era a la vez tranquilo y pensativo—. En cómo todo parece nuevo ahora... incluso nosotros.
Sanderson se acercó lentamente, colocando sus manos sobre los hombros de Cupido desde atrás, inclinándose hacia él para dejar un beso en la curva de su cuello. Era un gesto simple, pero lleno de cariño. Nunca había sido bueno con las grandes muestras de afecto, pero con Cupido, todo parecía natural.
— Lo sé —murmuró Sanderson contra su piel—. Pero no tienes que cargar con todo tú solo.
Cupido soltó una pequeña risa, pero no una de sus habituales carcajadas juguetonas, sino algo más suave, más íntimo.
— ¿Estás seguro de eso? —preguntó, girando la cabeza para mirarlo de reojo—. Porque últimamente parece que soy yo quien se está volviendo loco con todos estos cambios.
Sanderson, por un momento, se quedó en silencio. Sabía que los últimos meses habían sido diferentes, incluso difíciles a veces. Las emociones de Cupido estaban más intensas, más fluctuantes, y había momentos en los que ni él mismo parecía reconocerse. Y sin embargo, a pesar de las tormentas emocionales y los días de incertidumbre, Sanderson nunca había sentido que estuviera lidiando con ello solo.
— No te estás volviendo loco —dijo Sanderson finalmente, su voz tranquila y firme, como siempre—. Estás... adaptándote. Y estoy aquí para ayudarte a hacerlo.
Cupido lo miró, sus ojos brillando un poco más de lo normal. A veces, la calma de Sanderson lo sacaba de quicio, sobre todo cuando él mismo sentía que estaba a punto de explotar de emociones. Pero en ese momento, lo único que pudo hacer fue inclinarse hacia él, buscando el calor de su abrazo.
— No pensé que estar embarazado me haría sentir... tan diferente —confesó Cupido, apoyando la cabeza en el pecho de Sanderson—. No es solo lo físico, es... todo. A veces me siento tan fuera de control, y otras, como si estuviera más en sintonía con el mundo que nunca.
Sanderson lo rodeó con los brazos, abrazándolo con una ternura que rara vez mostraba abiertamente. Sabía que Cupido siempre había sido una fuerza caótica y apasionada, pero ahora, con esta nueva vida creciendo dentro de él, había un matiz diferente en su vulnerabilidad.
— No tienes que tener todas las respuestas —le susurró Sanderson, dejando que su mano acariciara suavemente el vientre de Cupido—. No ahora, no nunca. Estoy aquí para todo esto, para lo bueno y para lo difícil. No importa cómo te sientas, vamos a hacerlo juntos.
Cupido levantó la cabeza, mirándolo a los ojos. En ese momento, toda la energía que siempre había sentido —la intensidad del amor, la emoción, el deseo de romper reglas— se canalizó en una sensación más profunda. Esto no era solo una nueva etapa para él, era algo que nunca había esperado. Ser padre, y hacerlo junto a Sanderson, el hombre que siempre había mantenido una fachada fría y controlada pero que, con él, se había convertido en alguien capaz de amar con una intensidad que nunca imaginó.
— A veces me sorprendes, ¿sabes? —dijo Cupido, sonriendo mientras acariciaba la mejilla de Sanderson—. Eres mucho más dulce de lo que la gente cree.
Sanderson bajó la mirada por un momento, como si se avergonzara de ser visto de esa manera, pero luego la levantó de nuevo, con esa seriedad que siempre lo caracterizaba.
— Solo contigo —murmuró—. Solo tú me haces sentir así.
Cupido sonrió, más genuino, más vulnerable de lo que había sido en mucho tiempo. Se inclinó hacia adelante y lo besó, no con la pasión impulsiva que solía caracterizarlo, sino con una lentitud y un cariño que lo decía todo. Este beso era una promesa silenciosa, una conexión profunda que iba más allá de las palabras.
Cuando se separaron, Cupido apoyó su frente en la de Sanderson, suspirando suavemente.
— ¿Sabes? —dijo en un murmullo—. A veces me pregunto cómo será todo cuando llegue el bebé. Si estaremos listos.
Sanderson lo miró con ternura y una convicción que no flaqueaba.
— No sé si alguna vez alguien está realmente listo para algo así —admitió—. Pero sí sé que lo enfrentaremos juntos. Y eso es todo lo que importa.
Cupido cerró los ojos, permitiéndose un momento de paz en ese abrazo, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, no tenía que ser el fuerte, ni el caótico, ni el que siempre tenía el control. Con Sanderson, podía simplemente ser. Y en ese espacio, con sus manos entrelazadas y el futuro creciendo entre ellos, todo parecía estar bien.
El amor, en su forma más pura, no era algo que pudieran planear o controlar. Era algo que simplemente sucedía. Y en ese momento, con el bebé que esperaban, supieron que habían encontrado algo más grande que cualquier cosa que pudieran haber imaginado.
Otro Fanfic de esta pareja solo porque mis Fans están atento/as y me piden más de ellos.
Hecho con Cariño por Mi para Ustedes.
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Simplemente Sucede (CupidoxSanderson) (SandersonxCupido)
Fanfiction--El amor, en su forma más pura, no era algo que pudieran planear o controlar. Era algo que simplemente sucedía. Y en ese momento, con el bebé que esperaban, supieron que habían encontrado algo más grande que cualquier cosa que pudieran haber imagin...