CAPÍTULO ÚNICO

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El viento golpeaba la ventana con fuerza, haciendo que las persianas vibraran como si quisieran escapar. Las luces de la ciudad eran lo único que iluminaba el pequeño departamento, lanzando sombras alargadas sobre las paredes descuidadas y el suelo de madera, que crujía bajo cada paso. Jungkook estaba sentado en el borde de la cama, su cabeza entre sus manos, el cabello negro cayendo desordenadamente sobre sus dedos. La melodía de una vieja canción resonaba en su mente, mezclada con el eco de la voz de Taehyung, que aún parecía rondar el espacio a pesar de que él ya no estaba allí.

"I'm so fucking sorry for all of this, okay?"

Las palabras seguían repitiéndose en su cabeza como una cinta rota. Jungkook apretó los puños, sintiendo la frustración morder cada fibra de su ser. ¿Cómo habían llegado a este punto? Todo había comenzado tan bien, tan perfecto, pero se sentía como si una fuerza invisible los hubiera destrozado desde dentro, hasta que solo quedaran pedazos irreparables.

Se levantó lentamente, los músculos tensos y el corazón latiendo en un ritmo irregular. Caminó hacia la ventana, apoyándose en el marco frío mientras observaba las luces parpadeantes de la ciudad. Los recuerdos de Taehyung inundaron su mente: su risa suave, el brillo en sus ojos cuando sonreía, la forma en que sus manos solían recorrer la piel de Jungkook como si estuviera esculpiendo cada rincón de su alma.

"Okay, okay, everything is gonna be okay."

Pero nada estaba bien, y lo sabían. Taehyung había dicho esas palabras tantas veces, como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo, pero nunca habían sonado más vacías que en su última pelea. Los gritos, los reproches, las promesas rotas... todo se había desmoronado frente a ellos, y ahora, en medio del caos que habían creado, solo quedaba un vacío insoportable.

Jungkook cerró los ojos, inhalando profundamente como si el aire pudiera apagar el fuego que lo consumía por dentro. Recordó la última vez que lo vio. Taehyung estaba de pie frente a la puerta, su silueta recortada por la tenue luz del pasillo. Había algo en su mirada, una mezcla de dolor y resignación, como si supiera que esa sería la última vez que se verían de esa manera. Sus palabras habían sido simples, pero cargadas de un peso que Jungkook no había sabido manejar.

"Ya no podemos seguir pretendiendo, Jungkook."

Y luego se había ido, dejándolo solo en un mundo que parecía haberse vuelto gris sin él.

El sonido de un teléfono vibrando sacó a Jungkook de sus pensamientos. Miró la pantalla con indiferencia, esperando que fuera cualquier cosa menos lo que temía. Pero allí estaba, el nombre que había evitado por días: Taehyung.

Dudó por un momento, pero finalmente deslizó el dedo sobre la pantalla, levantando el teléfono hacia su oído con una mezcla de ansiedad y desesperación.

—¿Jungkook? —La voz de Taehyung sonó rota al otro lado de la línea, como si cada palabra le costara un esfuerzo inmenso.

—¿Qué quieres? —respondió Jungkook, su voz áspera, cargada de la misma ira contenida que sentía desde que Taehyung se había marchado.

—Necesito verte. —La confesión fue directa, sin rodeos, pero la vacilación en su voz era inconfundible.

Jungkook permaneció en silencio por un largo momento, observando cómo las luces de la ciudad parpadeaban como si estuvieran a punto de apagarse para siempre.
La tentación de colgar estaba ahí, pero algo en la forma en que Taehyung habló lo detuvo. Siempre había algo en él, una fuerza magnética que lo arrastraba incluso cuando quería escapar.

—Dime dónde estás —murmuró finalmente.

Había una pausa al otro lado, y luego la dirección. Jungkook la reconoció al instante: el bar donde se habían conocido. Una sonrisa amarga cruzó su rostro mientras colgaba el teléfono. El destino siempre tenía una forma cruel de cerrar los círculos, pensó mientras tomaba su chaqueta y salía al frío de la noche.

Cuando llegó al bar, el lugar estaba apenas iluminado, con una atmósfera pesada por el humo de los cigarrillos y la música lenta que resonaba desde los altavoces. En una mesa en la esquina, lo vio.
Taehyung estaba sentado solo, con una botella frente a él, sus dedos trazando los bordes del vaso con una concentración ausente. Al levantar la vista, sus ojos encontraron los de Jungkook, y por un momento, todo lo que existía entre ellos volvió a golpear como una ola que lo arrastraba de vuelta al fondo.

—Pensé que no vendrías —dijo Taehyung cuando Jungkook se acercó y se sentó frente a él.

—Pensé lo mismo. —Jungkook dejó que sus palabras flotaran entre ellos, cargadas de una tensión que era casi palpable.

Pasaron unos segundos en silencio, hasta que Taehyung finalmente habló, su voz apenas audible sobre la música de fondo.

—Nunca quise que llegara a esto, pero parece que ambos lo dejamos caer demasiado rápido.

Jungkook miró hacia el vaso de Taehyung, su mente recorriendo cada momento que compartieron, cada promesa que no cumplieron.

Quería gritar, quería culparlo por todo lo que había pasado, pero en el fondo sabía que él también tenía parte de la culpa. Ambos habían sido arrastrados por una tormenta que ninguno de los dos supo detener.

—No podemos arreglarlo, ¿verdad? —La pregunta de Taehyung sonó derrotada, como si ya conociera la respuesta.

Jungkook lo miró, sintiendo su corazón romperse un poco más al ver el dolor en los ojos de Taehyung. Quiso decir que sí, que podían intentarlo de nuevo, pero las palabras no salieron. No quería mentir. No esta vez.

—No lo sé —admitió finalmente—. Tal vez ya estamos demasiado rotos.

Taehyung asintió lentamente, sus ojos brillando con lo que parecían ser lágrimas que nunca llegarían a caer. Se inclinó hacia adelante, colocando su mano sobre la de Jungkook, sus dedos fríos pero familiares.

—Solo quería que supieras que, a pesar de todo, siempre te amé. Y lo siento. Lo siento por no haber sido suficiente.

Las palabras hicieron eco en la mente de Jungkook, y por un momento, todo lo demás se desvaneció. Quizás había cosas que no podían arreglarse, heridas que nunca sanarían, pero en ese momento, lo único que quería era aferrarse a lo que una vez compartieron, incluso si era solo por una última vez.

—Yo también te amé, Tae. Siempre lo hice. —Su voz tembló al decirlo, pero era la verdad. Lo había amado con todo lo que tenía, y eso nunca cambiaría.

Se quedaron en silencio, el mundo a su alrededor continuando como si ellos no existieran, como si sus corazones rotos no importaran. Pero por un breve momento, en medio de todo el caos, todo estuvo bien.

"Okay."

TODO TERMINÓ [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora