Prólogo

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Fue una noche helada.

Los vientos fríos soplaron, agitando ropas y llevando consigo objetos ligeros.

El pueblo oscuro fue iluminado con la luz plateada de la luna, reflejando sombras aterradoras en los rincones más oscuros.

Y en un departamento casi arruinado, destruido y viejo, estaba un joven chico rubio que parecía tener entre 7 y 8 años, dada su alimentación no sería una sorpresa que fuera mayor que eso.

Aquel rubio poseía una piel de melocotón, un rostro redondo con tres curiosas marcas en las mejillas, sus ojos eran tan azules como el cielo, unos orbes brillantes que reflejaban un brillo que podia calmar y tranquilizar.

Pero actualmente esos orbes cerúleos no poseían aquel brillo que lo caracterizó, un brillo que no se apagaría con nada aunque fuera insultado, humillado, aislado y hasta algunas veces golpeado.

Ahora esos ojos eran unos orbes azules helados, apagados y con una inminente sensación de perdida y muerte.

Su piel antes bronceada y de un tono melocotón saludable ahora estaba pálida de una enfermiza tonalidad blanca por la perdida de sangre.

Todo se debió a que simplemente las personas del pueblo decidieron no contenerse más. El 10 de Octubre, irrumpieron en el hogar del llamado chico zorro, el 'niño demonio'.

Su odio cegado por las perdidas de sus seres queridos los hizo incontrolables. Vieron a aquel niño como la fuente de su desgracia y no podían permitirle vivir tranquilamente como si nada hubiera pasado, no después de que haya 'asesinado y destruido muchas vidas'.

Entonces simplemente se desahogaron con un chico que no entendió lo que sucedió en el día de su cumpleaños. La sorpresa inicial y el desconcierto no lo dejaron reaccionar a tiempo, y solo vio rojo, después fue solo dolor, dolor puro y una agonía terrible, seguido de escalofríos y un entumecimiento en su pecho.

Tiempo de dolor terrible y una agonía indescriptible lo hizo reflexionar en su estado semi consciente. Al despertar con todo el cuerpo repleto de heridas que sanaban lentamente, su estado mental deteriorado por el abuso le dejaron una marca, un severo trauma con el que lidiar oscuramente. Se sumergió profundamente en ese abismo sin fin de oscuridad pura, el hedor a muerte fue abrazado mientras una bestia sellada golpeaba las barreras que impedían su libertad.

Aquella bestia aterradora rugió desde su prisión, supo de inmediato que su contenedor no sobreviviría por tal cantidad de heridas y daños, entonces trató de liberarse, pero todo fue en vano y terminó desperdiciando energía.

No sé podía aprovechar de las emociones negativas del pequeño, algo le impedía hacerlo.

Y ese algo fue un detonante, causando una reacción en cadena por todo el sistema nervioso del infante, además de comenzar por alterar sus células y desencadenar una metamorfosis en su código genético, impulsando una evolución a algo superior, a algo más oscuro y demoníaco.

El brillo de la luna golpeó el cuerpo frío y pálido de aquel infante rubio hijo de dos personas sumamente importantes.

Reflejó un cabello rubio que comenzó a volverse blanco como la nieve antes de mezclarse con una tonalidad plateada, dando a una hermosa mezcla de un blanco plateado que brillo a la luz de la luna.

La piel palida muerta ganó color, dando lugar a una hermosa tonalidad pálida y lechosa, como si el sol fuera indigno de tocar ese espécimen bellamente pintado.

Los orbes azules cambiaron, causado por la energía demoníaca desenfrenada que en algún punto comenzó a circular violentamente por todo su sistema. Cambiaron a los orbes rojos carmesí demoníacos más aterradores que un humano pudiera observar.

En ellos se pudo apreciar el odio sin fin que lo consumió luego de su reflexión. Ya no quedaba aquel chico inocente con un sueño estúpido e infantil. Por primera vez desde que ganó consciencia, se rindió y aceptó la verdad.

Aunque fue de una manera que podía describirse como siniestra.

El cuerpo creció algunos centímetros más, los músculos se contrajeron y los huesos hicieron sonidos aterradores, pasando por una completa modificación que dejó atrás lo viejo y evolucionó a algo mucho mejor o algo más monstruoso.

La bestia en su jaula solo rugió con una nueva ira, lo que sea que le impida controlar al chico causó un frenesí de absorción.

Su energía fue devorada constantemente a un ritmo cada vez más veloz, volviéndolo loco de furia y odio.

En aquel espacio oscuro se mostró una boca totalmente negra con bordes rojos como la sangre, mostrando una sonrisa con afilados dientes, hileras de dientes afilados como los de un monstruo aterrador.

La bestia lo notó, dando un rugido de odio, pero eso no le importó a aquella boca oscura y demoníaca que solo dió breves risas escalofriantes que resonaron en la oscuridad.

Esa boca monstruosa y esa risa llena de locura fue lo último que la bestia sellada vió y escuchó antes de que la boca monstruosa abriera sus fauces y comenzará a succionar y devorar todo, incluyendo las rejas junto a la bestia que puso resistencia, pero fue inútil.

Mientras eso sucedía, con el chico ahora albino, este mismo pasó por un proceso doloroso que modificó totalmente su cuerpo, gracias a su odio enfocado y a su ira sin fin es que pudo pasar todo el proceso sin sucumbir a la inconsciencia.

Solo la luna fue testigo de ese evento, y cuando salió el sol, en un hermoso amanecer, esa fue la señal mientras aquel chico se levantaba, una sonrisa diferente a las anteriores ahora se mostró en sus labios, dando un breve vistazo a dos afilados colmillos en la parte superior de su boca.

Sus ojos rojos miraron el amanecer, encontrando en su mente un pequeño pensamiento que solo duró unos instantes.

'Un nuevo comienzo hermoso.'

                          

                            

                         

Esta historia continuará...

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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