La llegada de una nueva persona al misterioso pueblo donde se detiene el tiempo y las extrañas criaturas merodean en la noche cazando a quienes no pueden protegerse, una nueva chica que su pasado la marca con la muerte de su hermano, se ve aceptada...
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La noche caía lentamente sobre el pueblo y la atmósfera se volvía cada vez más densa. Sheriff Boyd Stevens había comenzado su ronda habitual, tocando la campana para advertir a los residentes de que la oscuridad se acercaba.
En la cafetería, el ambiente era un poco más ligero, aunque la tensión era palpable. elena, con un trapo en la mano, estaba terminando de limpiar las mesas. La señora Liu y Sarah la ayudaban, pero cada una sentía la inquietud que acompaña a la llegada de la noche.
-Muchas gracias, ya vamos a cerrar. Es hora de ir a casa.-dijo Sarah sonriendo, mientras retiraba los platos
-Que les vaya bien. ¡A Dios!-dijo elena con una sonrisa media tensa. Mientras cerraban las puertas, Elena se detuvo un momento para mirar el talismán que colgaba de la puerta, un símbolo de protección que les recordaba las reglas del pueblo: no salir de casa después de anochecer y, sobre todo, no asomarse si oían algo extraño. Su mirada se oscureció mientras pensaba en lo que significaba realmente ese amuleto.
-¿Realmente nos protegeran mas tiempo?-murmuró elena para si misma
-¿Qué dijiste, Elena?-preguntó sin haber escuchado
-Nada, solo estaba pensando. Chao, Sara, nos vemos mañana.-dijo sacudiendo la cabeza y despidiéndose, Elena salió de la cafetería, acompañada por la señora Liu, quien parecía preocupada.
-Kenny debería de llegar pronto de visitar a su padre.-dijo elena con preocupación
-Sí, y también fue a ver a la otra doctora, ¿no? Espero que todo esté bien.-respondió la señora liu
La señora Liu no se dio cuenta de cómo el rostro de Elena había cambiado de una expresión tranquila a una de tristeza profunda. La preocupación por los sentimientos que empezaba a tener por Kenny y la situación en el pueblo pesaban sobre ella.
-Elena, ¿estás bien? Pareces un poco... diferente.-preguntó la señora liu preocupada
-Solo un poco cansada. Es difícil, ya sabes, con todo lo que está pasando.-respondió elena con una sonrisa forzada.
Mientras caminaban, el sonido lejano de la campana resonaba en el aire, un recordatorio constante de que la noche estaba a punto de caer. Elena sentía el peso de las semanas sin incidentes, pero la calma le parecía una ilusión engañosa. Cada día era un juego de supervivencia, y la esperanza de que Kenny regresara a salvo se volvía un mantra repetido en su mente
