Clara Martínez caminaba por las calles empedradas del pueblo, perdida en sus pensamientos. Aunque habían pasado tres años desde la desaparición de su hermano, la herida en su corazón seguía abierta. El Bosque Sombrío se alzaba imponente a las afueras del pueblo, su denso follaje proyectando sombras amenazantes que parecían susurrar antiguas maldiciones. Había escuchado las advertencias una y otra vez: "No entres al bosque". Pero su hermano, Diego, no había escuchado. Y ahora estaba perdido para siempre.
Sentada en un banco del parque, Clara se preguntaba si alguna vez podría cerrar ese capítulo de su vida. Rubén García, su mejor amigo desde la infancia, apareció a su lado, interrumpiendo sus pensamientos.
—He estado investigando —dijo Rubén, con su habitual entusiasmo por lo inexplicable—. Hay algo en ese bosque, algo que va más allá de las leyendas.
Clara suspiró. Sabía que Rubén siempre había sido escéptico respecto a las supersticiones locales, pero después de todo lo que había pasado, no tenía ganas de seguir alimentando sus teorías.
—Rubén, ya basta. No hay nada allí excepto oscuridad y muerte.
Pero Rubén no se dio por vencido.
—Escucha, Clara. Hay registros, antiguos, sobre personas que han desaparecido en ese bosque durante siglos. Pero algunos dicen que el bosque no se lleva a todos, que hay un patrón, una forma de sobrevivir... si sabemos lo que estamos buscando.
Clara lo miró a los ojos. Una mezcla de determinación y desesperación se encendió dentro de ella. Había pasado tanto tiempo sin respuestas, tanto tiempo preguntándose si su hermano seguía vivo. ¿Y si Rubén tenía razón?
—¿Qué estás sugiriendo? —preguntó ella, con cautela.
Rubén sonrió levemente.
—Que vayamos al Bosque Sombrío. Juntos. Descubramos la verdad.
Capítulo 2: En el Umbral del BosqueDos días después, Clara, Rubén, y la novia de este, Sofía Pérez, estaban de pie frente al oscuro y ominoso Bosque Sombrío. El aire alrededor parecía más denso, como si el bosque los rechazara antes de siquiera entrar. Sofía, mucho más supersticiosa que Rubén, miraba a su alrededor con nerviosismo.
—Esto es una mala idea —murmuró, casi en un susurro—. Este lugar... se siente mal.
Rubén, siempre optimista, le dio un leve golpe en el hombro.
—Vamos, amor. Es solo un bosque. Y si Clara quiere respuestas, tenemos que hacerlo.
Sofía tragó saliva, pero no dijo nada más. Clara estaba decidida, y Rubén no la dejaría sola. A medida que avanzaban, los árboles se cerraban sobre ellos, como una trampa que se activaba lentamente.
Tras caminar durante unas horas, encontraron a un joven que parecía estar esperándolos, apoyado en un árbol. Carlos Fernández, un chico misterioso del pueblo que había vivido allí toda su vida, les sonrió sombríamente cuando se acercaron.
—Pensé que ustedes no vendrían nunca —dijo sin más, sus ojos oscuros reflejando algo que Clara no pudo identificar.
—¿Sabes algo sobre este bosque? —preguntó Clara, directa.
Carlos asintió lentamente.
—Sé más de lo que debería. Pero si estás aquí para buscar a tu hermano... debes estar preparada. Este lugar no es lo que parece. Te está mirando, Clara.
Rubén rodó los ojos, pero Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. La forma en que Carlos hablaba, como si el bosque tuviera vida propia, la hizo dudar por un momento. Pero ya no había marcha atrás.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Clara, con un tono más demandante.
Carlos la miró a los ojos.
—El bosque está maldito, desde hace siglos. Hay algo en su interior, algo antiguo, que se alimenta de quienes se aventuran demasiado. No busca cuerpos, sino almas. Lo llaman la Entidad.
Capítulo 3: El Primer Encuentro
La noche cayó más rápido de lo que esperaban, y el bosque se volvió aún más aterrador en la oscuridad. Las ramas de los árboles se mecían en un viento invisible, emitiendo susurros que nadie podía entender.
Clara, Rubén, Sofía y Carlos encendieron linternas, pero la luz apenas penetraba las sombras. Algo no estaba bien. El aire estaba cargado, como si el bosque estuviera vivo, observándolos. De repente, un ruido fuerte hizo que Sofía gritara.
—¡Hay algo aquí! —jadeó ella, sus ojos abiertos de par en par, mirando hacia la oscuridad.
Rubén intentó calmarla, pero incluso él sentía que algo no estaba bien. Clara se quedó quieta, escuchando. Su respiración se hizo más pesada. El sonido no venía de un animal... era algo más profundo, algo que hacía que el mismo suelo temblara bajo sus pies.
—Nos está siguiendo —dijo Carlos en voz baja, mirando hacia las sombras—. La Entidad nos ha visto.
De repente, Clara sintió una presencia detrás de ella, fría y aterradora. Giró la cabeza lentamente, pero no vio nada... solo oscuridad. Sin embargo, en su mente, algo se proyectó. Una imagen: su hermano, perdido en las profundidades del bosque, pidiendo ayuda.
—¡Diego! —gritó, sin poder contenerse. Pero la visión desapareció tan rápido como había llegado.
El pánico comenzó a invadir al grupo. Carlos tomó una respiración profunda y dijo:
—Si queremos salir vivos de aquí, debemos mantenernos juntos. No podemos dejarnos atrapar por las sombras. Este lugar juega con tu mente.
Sofía, que había estado callada hasta entonces, finalmente habló con una voz temblorosa:
—No es solo el bosque... es la Entidad. Nos está observando, acechando. Quiere algo de nosotros.
Capítulo 4: La Verdad Oculta
A medida que avanzaban más profundamente en el bosque, los límites entre la realidad y las alucinaciones comenzaron a desvanecerse. Clara sentía la presencia de Diego en todas partes, pero no podía distinguir si era real o si el bosque estaba jugando con su mente.
Carlos finalmente confesó lo que había estado ocultando.
—Hay un ritual... uno que podría apaciguar a la Entidad. Mi familia ha estado tratando de mantener el secreto durante generaciones, pero fallamos. Solo unos pocos han escapado del bosque con vida, y todos pagaron un precio.
—¿Qué precio? —preguntó Clara, su voz quebrada por el miedo y la esperanza de encontrar respuestas.
Carlos la miró con gravedad.
—El bosque no te deja ir sin llevarse algo de ti.
Continuará...

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La Maldición del Bosque Sombrío
Kinh dịUn pequeño pueblo en las montañas está rodeado por un denso bosque que sus habitantes evitan a toda costa. Durante siglos, se ha hablado de una maldición que acecha en sus profundidades, algo antiguo y lleno de odio. Nadie sabe exactamente qué ocurr...