જ⁀➴【 𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐑𝐎𝐌𝐀𝐍𝐂𝐄 】─── ;
❝ They were just two kids
Trying to learn to love ❞
╰┈➤ ・┆La traducción del libro a inglés está en AO3.
╰┈➤ ・┆Prohibido cualquier tipo de copia o plagio.
╰┈➤ ・┆No se...
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𝓚ei durmió por el resto de la tarde, pues su cuerpo ya no pudo más con el sueño. La jovencita estaba agotada por todo. Incluso el aire en sus pulmones empezaba a pesar, algo ridículo sabiendo que era aire, pero era como se sentía. No obstante estaba Wakasa. Y aquel cansancio de Kei se desvanecía por completo cada que miraba a Wakasa y pasaba tiempo con él. O cuando conversaban de cualquier tontearía. Simplemente Wakasa era como esa pequeña pausa del mundo que tanto necesitaba Kei algunos días.
¿Acaso aquello que sentía en su pecho estrujar era amor? Amor puro y desnudo.
La chica abrió sus ojos con cansancio, el cielo que miraba por su ventana aún seguía ligeramente soleado aunque la oscuridad ya empezaba a cubrir todo a su alrededor. Debían de ser por ahí de las siete de la noche, pues era verano y los días parecían más largos de lo común. Las cobijas descansaban sobre la alfombra blanca y el cuerpo semidesnudo de Kei era apenas iluminado por la tenue luz que quedaba en el cielo.
Kei se levantó sin ganas, no tenía nada planeado y la noche presentía que sería larga. Kei podría haber dormido un poco más o incluso por el resto de la noche, pero hasta estaba cansada de dormir. Mas era normal, la azabache siempre se cansaba de las cosas. Y si eran repetitivas era peor.
Aunque era extraño, pues de sus amigos jamás se cansaría. Tal vez porque cada día era más divertido que el anterior y siempre hacían cosas nuevas o simplemente porque eran eso, sus amigos. De Wakasa no podría aburrirse. No era capaz de ello. Tal vez por lo mismo de antes, él parecía ser como esa pausa del mundo, ese respiro cuando no podía respirar. Tampoco podría cansarse de su sabor. O aquellos besos agridulces sabor a cigarrillo de Wakasa.
Y de la otra cosa que la chica no podría aburrirse jamás era del café. Que a pesar de siempre saber igual, amargo y sin un solo gramo de azúcar, era extrañamente encantador y adictivo. Tal vez Kei solamente era adicta a ello, pero fuera esa la razón o no, era ciega ante el encantador sabor del café.
Al final, Kei terminó yendo hacia la cocina para preparase un café negro, o tal vez un té, hacía tiempo que no se preparaba un té y tenía una repisa completa de sabores distintos. Kei prefirió tomarse un té al final. Puso un poco de agua en una olla y esperó a que hirviera. Mientras tanto, se sentó en una de las sillas altas que rodeaban la isla y miró detenidamente los detalles de su apartamento, como si se tratase de la primera vez que se encontraba en aquel lugar.
