𝐎𝐖𝐘⸻ La música resonaba en cada rincón del estudio, pero para Isabella, solo existía el eco de su propio corazón golpeando al ritmo de sus pasos. Cada movimiento, cada giro, era una batalla entre su cuerpo agotado y su obsesión insaciable por la...
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isabellapov's
La vida de Isabella estaba a punto de cambiar para siempre. Las audiciones en El Hangar, un proyecto dirigido por Delfina Santillán, habían comenzado. Era un programa pensado para ofrecer becas a artistas emergentes, dándoles la oportunidad de exponerse al mundo y ser reconocidos por su talento. Cuando Isabella se enteró, no lo pensó dos veces. Sabía que esta era la oportunidad que había esperado toda su vida: finalmente vivir de su pasión. Esta podría ser la puerta que la llevaría a cumplir su sueño más profundo, algo que hasta entonces parecía lejano e inalcanzable. Los días transcurrieron y Isabella fue preparandose para el primer casting. Con determinación, eligió su mejor atuendo de ballet, se maquilló y peinó con una precisión impecable, fiel a su perfeccionismo. Con mucho tiempo de anticipación, salió rumbo a El Hangar. La emoción y la adrenalina fluían intensamente por sus venas. Su ansiedad habitual le jugó a favor esta vez, pues llegó lo bastante temprano como para evitar una fila extensa y asegurarse de un buen lugar.
En cuanto abrieron las puertas, todos se precipitaron hacia el interior, y las audiciones finalmente dieron comienzo. Algunos números resultaban más cautivadores que otros, e Isabella tenía un ojo entrenado para identificar a algunos candidatos llamativos. Entre ellos destacaba Romeo, un joven en el espectro autista, y Mei, una impresionante bailarina de danza contemporánea. Después de varios números más, el turno de Isabella se acercaba. Buscó un rincón tranquilo donde poder ponerse sus zapatillas de ballet. Pero esa calma no duró mucho. De pronto, sintió que alguien la observaba con atención. Alzó la vista, y allí estaba él: un chico alto y atractivo, con unos ojos azul cielo que irradiaban un misterioso encanto. Un escalofrío recorrió a Isabella cuando sus miradas se cruzaron, y él le dedicó una sonrisa traviesa que la desarmó por completo.
⸺Siguiente, por favor ⸺se escuchó por toda la sala y aquél misterioso chico se arrimó al escenario.
⸺No creo para nada en esa máxima de perdedores que dicen que lo importante es competir. La gente no se acuerda de los que compitieron, se acuerdan de los que ganaron ⸺declaró el chico, con una arrogancia evidente.
⸺No me dijiste tu nombre ⸺respondió Yamila, la encargada de los castings, con curiosidad.
El joven se giró, y en su espalda se leía "Rey" en grandes letras. Con un gesto de su mano, señaló la palabra, dejando claro que ese era su nombre.
⸺Gracias, Rey.
⸺A vos ⸺replicó él, en un tono seductor, antes de lanzarle un beso al aire con una sonrisa pícara.
Algo se agitó dentro de Isabella. Quizá era su confianza inquebrantable, su mirada gélida o el aura enigmática que lo rodeaba lo que la atraía como un imán. Su belleza era innegable, capaz de cautivar a cualquiera, pero en Isabella provocaba una mezcla de inquietud y fascinación que le erizaba la piel.
