Advertencia: Triste
El gran salón de Hogwarts permanecía en silencio, el aire cargado de recuerdos y tensión no expresada. Era un lugar que alguna vez estuvo lleno de risas, donde los estudiantes se apuraban, donde los ojos de Tom Riddle alguna vez la siguieron mientras se movía con gracia entre sus amigos, su risa brillante y cálida. Pero esa era una época diferente, un mundo diferente. Ahora, las sombras de la guerra se aferraban a cada rincón, y el aire estaba impregnado del olor de la traición y la muerte inminente.
T/N estaba de pie al borde del campo de batalla, su varita agarrada con fuerza en su mano temblorosa. Su corazón se aceleraba no por miedo a la batalla inminente, sino por la fría presencia que podía sentir cada vez más fuerte a cada segundo. Podía sentirlo a él: Lord Voldemort, Tom Riddle. El chico que una vez había conocido, una vez amado, ya no estaba, reemplazado por el monstruo que ahora lideraba esta guerra.
Pero tenía que enfrentarlo. Necesitaba hacerlo. Después de todos estos años, después de las noches interminables de preguntarse "¿qué hubiera pasado si...?", tuvieron que enfrentarse el uno al otro, aunque fuera para cerrar el capítulo.
Mientras la neblina oscura se acumulaba en el otro extremo del pasillo, supo que era él antes de que su figura se materializara. Su rostro serpentino, frío e insensible, la hizo quedarse sin aliento. El Tom que conocía, el chico que había amado con una intensidad que la asustaba, se había ido, su humanidad había sido reemplazada por algo retorcido, algo cruel.
Pero aún podía sentirlo. En algún lugar profundo dentro de él, detrás de esos ojos hundidos, estaba el chico que solía sentarse con ella bajo el sauce junto al Lago Negro, el que, a pesar de sus oscuras aspiraciones, una vez le había preguntado suavemente: "¿Crees... que alguna vez podríamos escapar?".
"T/N", siseó Voldemort, su voz goteaba desdén, aunque sus ojos carmesí parpadearon por un breve instante, traicionando algo más: reconocimiento, tal vez. Nostalgia, tal vez. Él se acercó, su figura alta y oscura se alzaba sobre el piso roto.
Ella levantó la barbilla, tratando de mantener la compostura, su corazón libraba una guerra entre el pasado y el presente, entre el amor y el odio. —Tom —susurró, atreviéndose a usar el nombre que ya nadie pronunciaba.
Apretó la mandíbula. Lo odiaba. Odiaba oír ese nombre de sus labios. Ese nombre pertenecía al chico que había sido débil, que había querido cosas que no tenía derecho a querer. Pertenecía a un pasado que había enterrado profundamente bajo capas de poder y crueldad.
—No deberías haber venido aquí —dijo Voldemort con frialdad. Su varita ya estaba levantada, pero no había lanzado una maldición. Todavía no. —Estás luchando por una causa perdida. Siempre lo has hecho.
T/N sintió el aguijón de sus palabras, pero se negó a estremecerse. En cambio, dio un paso hacia adelante, sus ojos buscando su rostro, buscando al chico que solía conocer, desesperada por encontrar algo, cualquier cosa, que quedara de él.
—¿Qué te pasó? —preguntó, con la voz quebrada—. Te amaba, Tom. Habría ido a cualquier parte contigo, habría hecho cualquier cosa por ti. Y tú elegiste... —hizo un gesto a su alrededor, hacia la devastación, la oscuridad—*esto*.
Los ojos de Voldemort se entrecerraron y, por un momento, solo un momento, un destello de dolor cruzó su rostro, como una sombra que pasaba sobre la luna. Recordó esos días, esos momentos robados cuando él era simplemente Tom, cuando la había dejado entrar, le había dejado ver partes de él que nadie más había visto. Y en esos momentos, casi había creído que podía ser algo más, algo distinto de lo que estaba destinado a convertirse.
Pero el destino lo había llamado. El poder lo había llamado.
—Elegí el poder —escupió, con voz baja y peligrosa—. Elegí un futuro, un legado, algo que nunca podrías entender.
T/N dio otro paso hacia adelante, con la varita ahora baja. Ya no estaba preocupada por la pelea, ya no le interesaba la guerra que se desataba afuera. Había venido aquí por él, por este momento.
—Podrías haber tenido todo —susurró—. Podrías haberme tenido a mí.
Los labios de Voldemort se torcieron en una sonrisa cruel, aunque sus ojos ardían con algo más oscuro, algo crudo. —Eres una tonta, T/N. Siempre lo fuiste.
Su corazón se rompió ante sus palabras, pero se negó a dejar que las lágrimas cayeran. No aquí. No frente a él. No ahora.
—Vine aquí por ti —dijo, con voz temblorosa pero firme—. Vine aquí para ver si quedaba algo del chico que amaba. Si quedaba algo de Tom Riddle.
Voldemort se acercó, su varita ahora apuntando directamente a su corazón. —Tom Riddle está muerto —susurró, y por un momento, su voz se quebró—. Murió el día que me di cuenta de que el amor es debilidad. Y tú, T/N, eras mi mayor debilidad.
Se le cortó la respiración, su corazón latía contra sus costillas cuando él dijo esas palabras. La admisión dolió más de lo que cualquier maldición podría haberlo hecho. Ahora lo veía con claridad: la guerra en su interior, la batalla entre el hombre en el que se había convertido y el niño que había sido. Y por un momento, sólo un fugaz segundo, pensó que había esperanza. Que tal vez, de algún modo, podría llegar a él.
Pero entonces su expresión se endureció. La vulnerabilidad, el dolor, habían desaparecido, reemplazados por la fría y calculadora oscuridad del Señor Oscuro.
"Lo siento", susurró, con la voz cargada de emoción. "Lamento no haber podido salvarte".
El silencio se extendió
El dolor se apoderó de ellos, cargado con el peso de los años perdidos, de las decisiones tomadas, de los caminos que se separaron. Y en ese momento, ya no eran T/N y Tom. Eran simplemente enemigos en bandos opuestos de una guerra de la que no podían escapar.
"Avada Kedavra".
La luz verde estalló en su varita antes de que ella pudiera reaccionar, golpeándola de lleno en el pecho. Su cuerpo se desplomó en el suelo, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, el dolor y, extrañamente, la aceptación.
Voldemort se quedó allí, mirando su cuerpo sin vida, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, aunque se dijo a sí mismo que no era de arrepentimiento. No era de pérdida.
Pero la verdad, enterrada en lo más profundo de él, era que Tom Riddle, el chico que una vez la había amado, había muerto hace mucho tiempo. Y ahora, ella también se había ido.
Por un momento, solo un segundo fugaz, lo sintió. El peso de lo que podría haber sido. El eco de una pregunta que lo había perseguido durante años: "¿Seguimos siendo amigos?"
Pero ahora él era Lord Voldemort. Y Lord Voldemort no necesitaba amigos.
Se dio la vuelta, el destello de humanidad se desvaneció una vez más, mientras se adentraba en la oscuridad que había elegido hacía tanto tiempo.
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𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 © ʜᴀʀʀʏ ᴘᴏᴛᴛᴇʀ
Fanfic⸻★¡Harry Potter One Shots Book! ¡A𝖽𝗏𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺! C𝗈𝗇𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾 𝗅𝖾𝗇𝗀𝗎𝖺𝗃𝖾 𝗏𝗎𝗅𝗀𝖺𝗋 y 𝗌𝗆𝗎𝗍 Q𝗎𝖾𝖽𝖺 𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗍𝗎́ 𝗍𝗈𝗍𝖺𝗅 𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝗌𝖺𝖻𝗂𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽, 𝗌𝗂 𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝗀𝗎𝗌𝗍𝖺 𝖾𝗌𝗍𝖾 𝗍𝗂𝗉𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗁𝗂𝗇𝗀𝗌 𝗍𝖾 �...