Capitulo 15: no me alejes

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Era una tarde tranquila, pero Jaxon no se sentía en paz. Las palabras de Elara sobre sus nuevos amigos seguían resonando en su cabeza, y por más que intentaba no darle importancia, no podía ignorar el malestar que sentía en su pecho. Elara era todo para él, y la idea de perder su lugar en su vida lo carcomía por dentro.

Finalmente, decidió hablar con ella. La encontró en el jardín del campus, sentada bajo un árbol con su cuaderno en mano, escribiendo como solía hacerlo. Jaxon respiró hondo y se acercó.

—Elara, ¿podemos hablar? —preguntó, su voz más seria de lo habitual.

Elara levantó la mirada, notando de inmediato que algo lo preocupaba.

—Claro, dime, ¿qué pasa? —dijo, Elara cerrando su —  su cuaderno y prestándole toda su atención.

Jaxon se sentó a su lado, pero no la miró de inmediato. Parecía estar buscando las palabras adecuadas. Finalmente, tras un breve suspiro, se decidió.

—Siento que me estás haciendo a un lado... —dijo en voz baja, manteniendo la mirada fija en el suelo—. Desde que empezaste a pasar más tiempo con Presley y sus amigos, me siento... como si ya no fuera importante para ti.

Elara lo miró, sorprendida, y su corazón se encogió. No había notado el impacto que sus nuevas amistades estaban teniendo en Jaxon.

—¿Cómo puedes pensar eso? —preguntó con ternura, poniendo una mano sobre su brazo—. Tú eres muy importante para mí, Jaxon. No tienes que sentirte así.

Pero Jaxon negó suavemente con la cabeza, su voz cargada de una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

—Es solo que... no quiero que me alejes. Sé que puedes tener tus amigos, pero no quiero que me olvides o que me dejes a un lado. Verte tan feliz con ellos me hace sentir que ya no me necesitas como antes.

Elara sintió una ola de ternura inundarla. Ver a Jaxon, normalmente tan seguro de sí mismo, admitir sus inseguridades la conmovió profundamente. Sin pensarlo dos veces, lo abrazó con fuerza, rodeando su cuello con los brazos.

—Nunca podría olvidarme de ti, Jaxon —susurró contra su pecho—. No te estoy dejando a un lado, solo estoy encontrando mi lugar aquí, pero eso no cambia lo que siento por ti.

Jaxon se quedó en silencio por un momento, sintiendo el calor del abrazo de Elara. Finalmente, dejó escapar un suspiro de alivio.

—Lo siento, no quería sonar así. Solo... me importas demasiado, y no quiero perder lo que tenemos.

Elara se apartó un poco y le sonrió con dulzura.

—No lo vas a perder. ¿Sabes qué? ¿Por qué no vienes a mi habitación y seguimos viendo Crepúsculo? Nos relajamos y hablamos un poco más. Así te demuestro que no hay nada de qué preocuparte.

La idea iluminó el rostro de Jaxon, quien asintió con una pequeña sonrisa.

—Me encantaría —dijo, tomando su mano mientras ambos se levantaban.

Una vez en la habitación, se acomodaron en la cama, con la película de fondo, pero pronto comenzaron a hablar, abriendo sus corazones sobre sus sentimientos, inseguridades y esperanzas para el futuro. Era un momento de completa honestidad y cercanía, donde Jaxon comprendió que su lugar junto a Elara era inamovible.

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