La mano del destino

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"Cielo que escapa, bajo nubes cautivas.
El viento clama.
Entre barrotes sueña, alas que nunca vuelan."

El mar fluye con calma, la brisa, con su imparable melodía, lo acompaña

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El mar fluye con calma, la brisa, con su imparable melodía, lo acompaña. La arena bajo sus pies, con su suave superficie, acaricia su piel como un masaje único de la naturaleza.

Cada fibra de su ser estaba en calma, contemplando hacia el azul horizonte, con la luz brillante del sol azotando cada rincón de la isla.

Un débil suspiro abandonó los labios del impasible samurái, quien ahora sonreía, gozando silenciosamente del momento. Lamentablemente, un débil toque en su hombro lo hizo despertar, sobresaltándose y retrocediendo unos pasos hacia atrás.

—Lo lamento mi señor, no quise asustarlo —Una voz dulce y aguda interrumpió su serenidad, inclinándose ligeramente hacia adelante.

Oh, por supuesto. Era natural que su padre siempre lo buscara después de qué no notara su presencia en casa. Aunque, ¿Por que siempre solía enviar a una sirvienta en su lugar? ¿Acaso realmente no le importa su paradero?

—No te preocupes —Kazuha esbozo una sutil sonrisa— Mi padre me busca, ¿Cierto?

La mujer asintio en silencio.

—Ahora mismo iré. Puedes adelantarte —El albino centro su atención hacia la playa por última vez antes de comenzar su camino de regreso hacia su residencia.

El trayecto hacia la buke-Yashiki solía ser bastante corto, pero Kazuha, en su afán por disfrutar más del agradable clima, decidió emprender un viaje un poco más lento de lo habitual.

Los árboles de Sakura habían empezado a florecer, dandole a Kazuha un escenario muy atractivo a la vista.

Algunos pétalos se desprendían de sus ramas, cayendo sobre los hombros y cabello del joven con luceros carmesí. Él, muy lejos de enfadarse, atrapó uno con su palma, acariciándolo con el pulgar antes de soplar suavemente y cernir cómo volaba; tan libre, tan ligero.

A veces, les tenía mucha envidia a las hojas. Cuando estaban listas, ellas flotaban hacia donde el viento las guiara, sin ataduras ni destino fijo.

¿Existira algún tipo de conjuro mágico que pueda convertirlo en una?

No, lamentablemente no.

Sin darse cuenta, ya hacia frente a la entrada de esa gran vivienda a la que llamaba hogar. Sin siquiera poder realizar un solo movimiento, la puerta se abrio de golpe y una figura alta emergió de las sombras.

Era su padre, cargando esa mueca tan severa que tanto lo caracterizaba. Este último, cambió su expresión a una de disgusto al verlo, aproximándose para empezar a palpar sobre su ropaje y cabello, limpiándolo de las hojas y arena que ahora lo adornaban.

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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Entre Hojas y Relámpagos - KAZUSCARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora