XXXI

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Capitulo Treintaiuno.

  VACÍO: aquel lugar en dónde uno llega cuando la habitación parece infinita y la puerta lejana

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  VACÍO: aquel lugar en dónde uno llega cuando la habitación parece infinita y la puerta lejana.

  Los recuerdos antiguos se convierten en sombras, espectros incapaces de exhibir un mínimo de brillo.

  Tal vez, si aquella neblina no se hubiera instaurado en su mente su vida hubiera sido distinta, sus ojos no estarían lagrimeando y su corazón, jamás se hubiera achicado, pintando ese color rojizo por un negro imponente.

  Sus dedos se sacudían sobre sus rodillas. Al regresar, escapando de su mente y aquellas memorias, su cuerpo parecía no querer reaccionar. Aún así, sus pies debieron funcionar; sus ojos tuvieron que mantenerse abiertos.

  Fue de esa forma como, con la mirada perdida en el deslumbrante suelo de madera, se hallaba sentada en un largo sofá de la residencia Cullen, siendo observada por esos muchos ojos dorados.

  Detrás de su espalda sentía la presencia acogedora de Edward, quién se mantenía a un lado y con sus manos apoyadas en el respaldo del asiento.

  Todos veían como el cobrizo, acunando una fuerte sensación de preocupación al ver a su compañera en tal estado, se encontraba ocupado escarbando en sus pensamientos, en busca de aquello que le causó tanta conmoción.

  El rubio empático de la familia se removió incómodo al sentir emanar del lector de mentes emociones diversas al mismo tiempo, como si aquel hubiera descubierto algo no solo molesto, sino que también sofocante. Supo en dicho momento que su hermano había descubierto la verdad, y que una sola mirada bastaba para transmitir cuán grande era el problema.

  Edward Cullen se tensó al instante, sus ojos dorados se posaron en su padre por un segundo para luego correr la mirada al bosque que se extendía detrás del cristal.
  Las voces llegaron como si el recuerdo fuera vivido, como si atravesaran aquellos árboles y llegaran hasta él.
  En aquel momento agradeció que la joven tuviera pensamientos más centrados en escenarios que en palabras o frases al azar, ya que de esa forma lograba entender todo más fácilmente. Pero, aún así, eso no garantizaba algo melodioso, de hecho, transmitía enojo, miedo y confusión.

"¡Pero que niña más fuerte tenemos aquí!"

"Seguro serás única entre tu clase, pequeña"

  Las, extrañamente, voces dulces de los reyes Aro y Caius, líderes Volturi, lo apricionaron en una celda de pura perplejidad. Dichas tonadas aparecían una y otra vez.

"¿Sabes? No tienes por qué temer, tu hermano ya ha estado aquí con nosotros"

  Ahora, quién había hablado era el rey Marcus, tan solemne. Pues claro, el mismo seguro había utilizado su don en los hermanos; su capacidad por detectar íntimas relaciones emocionales entre las personas resultaba de gran utilidad para su aquelarre, usando aquello a su favor.

°THE BOY IS MINE°   ||   Edward Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora