Sin refugio

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De repente la casa deja de ser cálida, y la casa ya no se siente como mi casa.
El frío se empieza a sentir y lo que creí acabado vuelve a resurgir.
Solo me queda llorar mientras espero que la calma llegue.
Lo cierto es que llevo 7 años esperando que la calma venga... y nada.
Pero aún queda un apice de esperanza, tal vez llegue antes de que sea tarde.
Llorar no solucionaba nada, solo me volvía ronca la voz.
Los pensamientos suicidas no se iban, el deseo de acabar con todo seguía ahí, y crecía cada vez más.
Tengo los ojos rojos e hinchados mientras escribo esto, sin razón alguna, o tal vez sí.
Morir no era del todo fácil, me dí cuenta con el paso de los años. Te preguntas: "¿Valdrá la pena estar aquí?" Y la respuesta jamás concluye, tal vez sí, tal vez no.
Pero lo que cuenta, lamentablemente, es que aún estoy viva, y que mañana podré intentarlo una vez más...

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora