Vivir sobreviviendo

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La vida pasaba, habían pasado ya 7 años desde que empecé a sentirme pérdida, aún sigo sintiéndome así.
La gente avanzaba, o eso parecía.
Yo no, y eso me carcome el alma.
No quería fingir ser alguien que no soy, pero me avergonzaba ser yo.
Era repugnante hacer lo que yo realmente sentía y quería porque sin importar lo que hiciera sería nefasto. Ahora camino por una senda oscura y desolada, tengo miedo, pero debo seguir.
Por un momento caigo de rodillas y no puedo levantarme, me duele el cuerpo y me sangra la boca.
Como no puedo seguir caminando me arrastro, porque eso es lo que he hecho al rededor de casi toda mi vida.
Ya nada tenía sentido, el corazón latía cada vez más lento, aunque por momentos parecía aumentar su ritmo. Al pasar las horas y los días absolutamente todo se volvía insignificante, yo no podía lograr concluir nada, y no creo que quisiera hacerlo.
Me acostaba y dormía mil horas pero nada sanaba mi mente.
El café me reventaba el estómago, pero era lo único que me hacía sentir un poco viva.
El hecho aterrador es que seguía viva, tenía que mantenerme viva por obligación.

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora