Amar de más

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Tal vez el problema no se debía a que no me amabas, sino a que yo no te amaba. Me preguntaba por qué yo siempre tenía que ser la que más amaba, la que más daba, para terminar siendo la que recibe migajas de amores rotos.
No entendía por qué era tan reemplazable, ¿no soy lo suficientemente buena? 
Temia ser siempre la que rogaba amor, pero al final siempre terminaba haciéndolo, pidiendo cosas que a los demás no le nacen, humillandome constantemente y recibiendo la lástima de los demás.
No quería seguir rogando el trato decente y amoroso, quería recibirlo y ya, pero tal vez eso nunca sería posible para mí, porque nadie nunca me va a amar, nadie se sacrificaría por mí, nadie viviría por mí...

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora