Ven y no te quedes

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No sé que se supone que deba hacer ahora que no estás, tu ausencia no me permite respirar, me ahogo, y me agobio, y me agoto y te extraño, y te extraño en vano porque nada hará que vuelvas a mí y tal vez en realidad no quiero que vuelvas, solo me hubiese gustado que jamás te hubieras ido, o tal vez incluso mejor hubiese sido que jamás hayas estado.
No puedo evitar temblar al recordar las señales que me diste, en las que me mostrabas que yo no te importaba.
El que no me respondieras no era falta de tiempo, era falta de interés.
El que me trataras mal no era sin querer queriendo, era intencionalmente, querías hacerme daño.
El hecho de que jamás pidieras perdón por hacerme llorar era una clara prueba de que no sentías arrepentimiento, no sentías nada... por mí.
Estoy cansada de pensar constantemente que la culpa era mía, que yo no era lo suficientemente buena, pero la realidad es que el problema eras tú, tu narcisismo y orgullo.
Siempre creíste que eras bueno, el mejor, pero la verdad es que jamás estuviste a mi nivel y jamás lo estarás, solo eres tú, un alma miserable.

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora