Tic Tac

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Con frecuencia solía preguntarme si el dolor algun día desaparecería.
Yo me iba haciendo cada vez más diminuta ante el resto y mi alma se marchitaba.
Mis lágrimas solo salían, era como si de un río sin fin se tratará.
A veces me sentía fuera de mí, como si mi alma se elevara y me observara desde arriba.
Aunque también solía preguntarme por que simplemente no me abandonaba, tal vez el problema de todo no era mi alma sino mi cuerpo, tal vez en él habitaba lo problemático y lo melancólico.
Pienso con frecuencia que debería deshacerme de él, pero, ¿cómo lo haría? Tic tac, tic tac, suena el reloj de mi cabeza o de mi alma, qué se yo.
Me dice que ya es hora de partir, no sé a dónde, pero le digo que espere un poco más, aún no estoy lista para ir hacía lo indescifrable, lo recóndito.
Me pregunto si alguna vez estaré lista para irme, para finalmente partir y dejar todo atrás.
Aunque no estoy lista para realmente nada, tal vez solo sea mejor sentarme en el suelo de algún lugar y dejar que los pájaros hagan nidos sobre mi cabeza, y dejar que el tiempo pase y me haga olvidar.
Aunque hace tiempo dejo de gustarme la idea de tener que olvidar para superar el dolor, pero tal vez no era tan fuerte como para superar en vida las cosas.
Tal vez solo deba conformarme con lo que soy y siento.

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora