Colombiana de nacimiento
NADIA
Al abrir la puerta de la habitación que por un tiempo será mi hogar me encuentro con una hermosa suite.
A los pocos minutos alguien toca la puerta así que me acercó con una sonrisa falsa y la abro, al encontar a Verónica mi sonrisa se vuelve un poco más sincera.
Vero es una de mis mejores amigas, la lista de amigas la encabeza Alexa, le sigue Vero y ya. Solo tengo dos amigas pero me basta.
—¿Te vas quedar aquí encerrada? Venga, vamos a la cafetería —propone—. Desde que llegaste todos hablan de ti y como volviste para cumplir tu venganza deseada.
Ruedo los ojos. Vero es una hermosa morena de cabello rizado, su piel es como la canela y sus ojos son marrones casi negros. Tiene buen cuerpo, buen busto y buen trasero.
—¿Debo ir? —le pregunto cruzando los brazos—. Todos esos son idiotas metidos en la mierda de los demás.
—¡Bueno, ya!, yo tampoco quiero que te vean porque se que empezaran a reirse, molestarte y te sentirás mal. Pero es Christian, el quiere verte.
—¿Qué? —le pregunto con rabia —¿Ese quien se cree para mandar a llamarme?
—Me pidió el favor. Ademas me dió ochenta mil pesos. ¿Sabes que puedo hacer con eso?
—¿Cómprar ron viejo de caldas?, a ver amor. No iré, dile que si quiere verme que venga.
—¿Sabes que te amo, no? Pero tienes una conversación pendiente con Christian.
El tiene una conversación pendiente conmigo.
Es verdad.
—Probablemente. Pero no iré, tengo que hacer mucho.
—¿Ah, si?
—No, obvio si boba. Dile que se joda y que se prepare que el siguiente en mi lista es el.
—¡Bueno! Bye, nos vemos más tarde. Te guste o no hoy tendremos que salir a festejar.
Las amamos, niñas.
—Bueno. —termino la oración cuando ella ya se está alejando. Las amo, si, pero aveces me hacen querer matarlas.
Me pongo el uniforme militar el cual consta de un top blanco, un pantalón militar negro y la chaqueta militar. La chaqueta la amarro en mi cintura.
Odio la milicia, pero mi ego no me deja ser una fracasada.
Salgo de la habitación y empiezo a caminar por los pasillos. Aqui podemos vivir los rangos altos (capitanes, coroneles, sargentos, etc) siempre y cuando paguemos la suma correcta.
Cuando llegó a la cafetería como lo más rápido que puedo. Todas las miradas están en mi y eso no me gusta.
Reviso la lista de muertes y el siguiente es Christian Harper, mi primer amor, quien por años fue mi alma entera.
Justamente me lo encuentro de frente.
—¡Mi niña! —me grita mientras me besa los labios. ¿Por qué con el no puedo ser tan dura?
Lo amamos, lo amo. Tu lo amas, Nadia.
¡No, no puedo ser débil ahora!
—Hola—contesto con indiferencia soltandome de el —¿Que necesita?
—Me alegra volver a verte —me rodea el hombro con el brazo y por alguna razón no puedo quitarlo —. ¿Me odias?
—Respondeme algo —me poso firme—, ¿Que hiciste todo esté tiempo mientras yo estaba muriendo y siendo torturada en ese hospital?
—Buscarte, amarte, extrañarte y sobre todo, rogar para que salieras.
—Mira Christian, no tengo nada en tu contra, pero ya no puedo sentir amor por ti. Solo siento odio, asco.
—¿Me das la oportunidad de volver a conquistarte?
—Debo presentarme con mi tropa. —me alejo.
No camino directamente hasta mi tropa, aún les falta un poco de entrenamiento.
Admiro el paisaje desde la ventana, la central colombiana es la más grande y la más eficaz ya que ningún mafioso pensaría que la central principal está en Latinoamérica. Cuenta con 3 edificios administrativos, un campo abierto para los entrenamientos, una pista privada, 2 edificios de dormitorios, uno es para soldados y otro para los cargos altos, también con muchos almacenes para el armamento.
Finalmente miro la hora en mi Smartwatch. Ahora sí debo ir.
Me poso firme frente mis soldados.
—Me sigue pareciendo innecesario presentarme ya que todos ustedes me conocen —les hablo duro y firme—. Antes de empezar, ¿Alguno de esta tropa es marica? Espero que no. Mi nombres es Nadia James Santos, capitana de la tropa Alpha.
—¡A la orden, mi capitana!
—¿Quien es el teniente a cargo? —les pregunto. No me responden —. ¡Hablan la maldita boca y díganme ahora quien es el teniente a cargo!
—¡Teniente Rinaldi, mi capitana!
Gracias al cielo, una amiga.
Al menos es mi mejor amiga.
—Capitana disculpe la tardanza, estaba buscando los archivos del caso que lleva la élite, el ministro James se los manda para que esté enterado de todo lo referente a esta misión —me dice Alexa mientras se posa firme delante de los soldados.
—Teniente, entreguele a mi secretaria los expedientes de mis sargentos, necesito estar al tanto de que mi equipo principal no es inútil, como algunas personas que conozco.
—Como ordene, capitana —me guiña un ojo y luego se aleja con una sonrisa en los labios.
Ella sabe que odio que me llamen por el cargo que me dió el inútil de mi padre.
Salgo de la cancha de entrenamiento con destino a mi oficina, hay una chica de cabello corto justo afuera de la que se supone que es mi oficina.
¿Está quien es?
Tu secretaria.
—Buenas tardes, capitana —me saluda —. Soy Alyssa Monroe. Todos me llaman Aly y estoy aquí para servirle.
Es bonita...tiene el cabello rubio largo, ojos verdes electrizantes y un buen cuerpo. Ella tiene lo suyo y se que es el tipo de mujer perfecta para Bryan.
—Bien, Aly. Necesito que me traigas todos los expedientes de las secretarias de los altos mandos. De sargentos en adelante —me doy la vuelta para entrar en la oficina —. Ah, y tráeme un té helado, hace un calor tremendo.
Se nos van a irritar los ojos.
Pues, ¿quién nos manda a venir a cartagena?
Nos toca malditas idiotas.
—¡No me despida por favor, capitana! Soy muy eficiente. —ruega.
—No te voy a despedir, necesito hacer una investigación.
Mi plan es ganarme la confianza de la secretaria de mi padre, hacer que me cuente sus cosas y todo lo sucio de mi padre y por último: Matarlo.
Incluso a ella.
—Vale.
Me meto a la oficina, esto está todo gris, no tiene sofá, ni escritorio y nada que me guste. Es decir, si hay muebles, pero a mí no me gustan así que no hay.
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VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]
RomanceNadia James es una mujer cuya valentía no se puede encasillar en simples palabras. Es vengativa, egocéntrica, narcisista, malcriada y caprichosa, sí, pero ¿quién no lo sería después de todo lo que ha soportado? Las cicatrices invisibles de su pasado...