III

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Kihyun sintió cómo el aire se detenía al escuchar aquellas palabras. Miró al contrario en silencio, intentando asimilar la confesión. Cada fibra de su ser le decía que aquello no tenía sentido, que debía ser una broma, un malentendido, algo... cualquier cosa menos la verdad. Pero en la seriedad de los ojos de Shownu no había lugar para juegos.

—Perdiste... ¿la vida? —repitió Kihyun, tratando de asimilar la reciente noticia.

—Hace varios años, vine a este mismo lago —comenzó a explicar Shownu—. Yo... estaba solo, como muchas otras veces. Pero esa noche ocurrió algo, un accidente. Resbalé, golpeé mi cabeza, y... bueno, ya puedes imaginar el resto. Para cuando alguien me encontró, ya era tarde.

—Entonces... ¿cómo es que estás aquí? —preguntó finalmente, incapaz de comprender del todo la situación.

—No lo sé con certeza —respondió Shownu con un suspiro—. Lo único que sé es que, desde ese día, no he podido irme de este lugar. Estoy atado aquí, de alguna forma... como una sombra de lo que fui. Y, por alguna razón, tú puedes verme. Eres la primera persona que ha podido verme desde entonces.

Kihyun sintió un escalofrío recorrerle la espalda. El recuerdo de haber atravesado la mano de Shownu volvía a su mente, confirmando la irrealidad de la situación, pero también su verdad. Allí estaba, hablando con alguien que técnicamente ya no existía.

—¿Y por qué yo? —murmuró, más para sí mismo que esperando una respuesta.

Shownu lo miró con una leve sonrisa, una mezcla de gratitud y tristeza en su expresión.

—Quizá porque tú también llevas algo de peso —dijo en voz baja—. Algo que te conecta a este lugar, a mí. No estoy seguro de qué sea, pero creo que ambos hemos perdido algo... algo que nos dejó incompletos.

Kihyun lo miró, y en ese instante comprendió que, de algún modo, Shownu tenía razón. La pérdida de su familia, el vacío que había quedado en él desde aquel día... quizá era eso lo que lo atraía al lago, el deseo de estar en un lugar donde pudiera sentirse menos solo, donde el agua reflejaba su propia soledad.

—Entonces, ¿eso significa que nunca podrás irte de aquí? —preguntó, sintiendo el peso de la tristeza en su voz.

Shownu desvió la mirada hacia el lago, sus ojos reflejando una nostalgia profunda.

—He intentado irme muchas veces, pero siempre termino aquí. Tal vez, en algún momento, encontraré la manera de descansar. Pero, por ahora, me conformo con estos momentos... ¿Sabes lo solo que me sentía antes de conocerte?  

Las palabras resonaron en el corazón de Kihyun, haciendo que su pecho se sintiera extrañamente cálido, a pesar de lo frío de aquella revelación. Con un nudo en la garganta, se acercó un poco más a Shownu, consciente de que, aunque no pudiera tocarlo, sus palabras podían llegarle.

—Entonces, si tú no puedes irte... yo seguiré viniendo —dijo, con voz decidida—. No tienes que estar solo.

Shownu lo miró sorprendido, y por primera vez, una sonrisa sincera iluminó su rostro.

—Otra cosa... ¿entonces para qué me estiraste el brazo cuando me caí si sabías que no iba a poder agarrarme a ti? —Comentó Kihyun con suma indignación.

—Lo siento, fue puro reflejo —contesto el contrario rascándose la nuca— pero la intención es lo que cuenta, ¿no?

Kihyun no pudo evitar reírse, a pesar de la gravedad de la situación. La imagen de Shownu estirando la mano hacia él, como si pudiera salvarlo, le pareció absurda.

—Sí, claro, la intención —respondió, aún sonriendo—. Paro la próxima vez acuérdate, así tal vez no me accidente.

—Haré lo posible —contestó el mayor elevando los hombros por un instante.

El lago, con sus aguas tranquilas, parecía resonar con sus risas y susurros. Kihyun se sentó en la orilla, mirando a Shownu con curiosidad.

—¿Y qué hay de ti? ¿Qué haces aquí cuando no me ves?

—Vago, supongo. A veces miro el agua, a veces trato de recordar lo que era estar vivo. Otras veces simplemente me siento aquí, esperando. Pero ahora, parece que tengo algo más por lo que esperar.

Kihyun sintió un leve rubor en sus mejillas al escuchar esas palabras. La idea de ser un motivo de esperanza para alguien como Shownu lo llenó de una calidez inesperada, hacía tiempo que no se sentía querido o esperado.

—Quizá podamos ayudarnos mutuamente —sugirió, un poco más seguro de sí mismo—. Puedo venir a visitarte más a menudo, hablarte sobre lo que pasa en el mundo.

—Me encantaría eso —respondió Shownu, la luz en sus ojos brillando más intensamente—. Hay tanto que no sé desde... desde que me quedé aquí.

El tiempo se desvaneció en esa conversación. Kihyun se sintió ligero, como si las sombras que lo perseguían se disiparan, aunque solo fuera por un momento. Shownu lo escuchaba con atención, cada rayo de luz que tocaba su figura lo hacía parecer un poco más real.

—Nunca pensé que podría sentirme así de nuevo —admitió Shownu en un susurro, su voz cargada de emoción— Gracias por no dejarme solo.

—No tienes que agradecerme —respondió Kihyun—. A veces, solo necesitamos que alguien nos escuche.

Daydream | ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora