Capítulo 2

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Capítulo 2: La Familia Lykan

Día 364 antes del desastre

No confíes en la máscara

por muy bella que sea,

porque la sangre corre por ella.

Sunmih

El tic tac del reloj era lo único que se escuchaba en el despacho real. El vino se le empezaba a acabar. Necesitaba pensar en cuál sería su siguiente paso. Pasaron cinco minutos que se convirtieron en diez y luego en una hora. Lleno de ira y desesperación arrojo la copa contra la puerta convirtiéndola en miles de trocitos de cristal. Tenía qué hacer algo con Layla. Ya iba por el cuarto pretendiente rechazado. ¿Qué se creía esa niña? Tenía que casarla para conseguir aliados, pero sus aires de princesa arruinaban sus planes. Era bochornoso el espectáculo que había hecho con el hijo del conde de la isla Ryl.

- ¡Dios! – gritó de desesperación deseando arrancarse el pelo. - ¿Quién es el siguiente? – preguntó a su asistente, quien no se inmutaba ante la ira que emanaba el rey.

- Ninguno su majestad – respondió mirando sus notas – La nobleza de Lyo no está a favor de los matrimonios concertados y la comandante de las Islas Dylias no quiere que ninguno de sus hijos se case con una niña caprichosa y mimada como la princesa según sus palabras.

El silencio reinó durante unos segundos. El rey se echó otra copa, la cuarta según su asistente. El matrimonio de la princesa debía resolverse lo antes posible teniendo en cuenta de que uno de los hijos del rey Aegan iba a casarse. Lo mejor para conseguir la paz era una unión con el reino de Threnall, pero cuando se lo propuso al rey, este le tiró una copa a la cara que consiguió esquivar de milagro. Entendía la enemistad del rey con su contrario, pero Threnall era más poderoso en terreno y armamento que Vyrell.

- ¿Qué le parecería negociar con el dragón? – preguntó con cautela – Su hijo está en edad para el matrimonio. Sería de gran ayuda tenerlo.

El rey lo miró con cautela. Llevaba siendo su asistente diez años. Había durado más que los anteriores y era bueno resolviendo asuntos del gobierno. Era muy inteligente para la edad que tenía y muy guapo la verdad. El pelo castaño y los ojos azules acompañados de una bonita cara robaban miradas de las muchachas de servicio. Además, su cuerpo atlético daba la impresión de qué sabía mover la espada. Inteligencia y belleza. Dos combinaciones perfectas, pero a veces, solo a veces decía tonterías.

- Ryker Landon nunca me daría a su hijo para convertirlo en mi títere. – dijo sin gracia. – Creo que preferiría matarlo. – sonrió. El hijo de Landon sería una gran opción. Sobre todo, si había heredado los poderes de su padre, pero nadie lleva a una oveja a los brazos del Lobo.

- Entiendo sus disputas personales, – carraspeó el asistente, para después decir con cautela: - pero tienen un enemigo común ¿verdad? Si quieren vencer al rey Aegan, tienen que unir fuerzas.

- ¿Y qué quieres que le diga? – se levantó de su asiento y se acercó lentamente al joven cuya mirada empezaba a mostrar miedo – Querido Landon, ¿Me prestas a tu hijo para librar una guerra contra Aegan y que muera por mí, tu fiel y más grande enemigo? ¿Por favor? – dijo con sarcasmo - ¡Piensa con el cerebro! – le gritó a milímetros de su rostro. – Necesitamos algo con lo que poder ir contra Aegan antes de que todo ocurra. – dijo más para sí mismo.

- ¿Y el joven Alekryon? – preguntó con mucha cautela. – Le será de mucha utilidad contra el ejército blanco y se supone que heredará el reino a su muerte ¿no? – le dio miedo preguntar, pero la curiosidad le mataba.

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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