—Candy...— Dijo una voz llena de tristeza poniéndome la mano en el hombro.
Lo reconocí de inmediato y me abracé a él entre sollozos.
—¡Abuelo...! Dime que lo puedes salvar, dime que lo puedes traer de vuelta...No puede dejarme.— Dije con la voz desgarrada por el dolor.— ¡No puede...!
—Querida niña... él l ya ha cumplido con su destino.
Rhys había acudido a la iglesia no consagrada y no había venido solo.
—¡No! su destino no puede se este. Me niego a aceptarlo...—Dije mientras volvía a abrazarlo.
—Él te encontró, cariño y a partir de ahí, su dicha fue completa. No debes sentir pena porque su amor por tí le ha devuelto su verdadera esencia: su mortalidad.—Dijo mi abuela con voz suave. —El hechizo está roto...
"¡Esto no puede estar sucediendo...!"
—Pero así no...abuela. Así no...—Gemí apretando los puños. — Es demasiado cruel.
Me incliné donde él reposaba como un guerrero caído en el combate. Su rostro relajado le confería un aspecto digno, casi majestuoso. Sus mejillas aún estaban templadas; húmedas por las lágrimas, lágrimas derramadas por mí.
"Oh...mi amor. Cuánto me dueles..."
Apreté los puños. No estaba dispuesta a rendirme.
"iré a buscarte, Albert aunque tenga que bajar al mismísimo Infierno..."
—Tío Rhys...todo esto ha ocurrido por mi culpa.— Dijo Aderyn mientras me observaba con los ojos arrasados en lágrimas. —Si no fuera por mi capricho, todo esto no habría sucedido. Ha sido por mi culpa...
El orbe azul de la tía Elroy fluctuó hasta situarse a su altura.
—Tienes suerte de que eso no sea es del todo correcto, niña— Terció Elroy con la voz llena de tristeza y reproche.— Él os convocó en el círculo de piedra y él ya sabía el riesgo que eso conllevaba. Su amor incondicional por Candy sólo fue el detonante...
Eso consiguió partirme el corazón. Tanto había luchado por nosotros para nada.
El hada se acercó y alargó su mano feérica y delicada con la intención de tocar a William.
—Yo...—se mordió los labios indecisa—¿puedo...?
Pero yo estaba dolida, molesta, destrozada, rabiosa.
—No, no puedo dejar que lo hagas... No puedo dejar si quiera que lo toques ¿lo entiendes? — Le espeté interponiéndome entre los dos.
Ella apretó la mano y cerró los ojos con profundo dolor.
—Comprendo...Lo siento. Lo lamento muchísimo. Si pudiera hacer algo para cambiar las cosas...
Pero mi abuelo tenía algo que decirle a la muchacha fae.
—Aderyn... —Murmuró.
—¡Tío Rhys..! Yo no sabía...nunca pensé...— Lloró la joven mientras se arrojaba a los brazos abiertos de mi abuelo.
—Lo hecho, hecho está, pequeña. Ya no tienen sentido tus lágrimas, ni tus lamentos. Era su destino, después de todo.—Dijo mi abuelo con solemnidad mirando con evidente tristeza hacia donde Albert reposaba.
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Con encanto [Parte II]
FanfictionEl inmortal William Albert Ardlay ha decidido compartir su vida con la enfermera Candice Etwih. Sin embargo, el amor que ambos se profesan será puesto a prueba cuando el hada que lo maldijo lo reclame a su lado. Porque después de todo...una promesa...