Karime
El recuerdo de aquel día llega a mí como una luz fugaz, uno que siempre está acompañado con un mar de sensaciones. Sé que debería dejar eso atrás porque ya pasó un año, un tortuoso año anhelando sus manos sobre mi cuerpo.Desde aquel momento que compartimos, las cosas no volvieron a ser las mismas, ya que siempre que nos encontrábamos cerca todo estaba cargado de una energía sexual sorprendente de la cual no me quejo.
– ¡Karime! – Escucho a mi mejor amiga gritar desde la cocina. – ¡Se nos hace tarde!
Observando por última vez mi reflejo en el espejo, salgo de la habitación para encontrarme con Brigitte.
– ¿Cómo luzco? – Es lo primero que le digo cuando me la encuentro en la cocina.
– Wow, te ves divina, como para que alguien venga y te quite ese verano que llevas encima. – Las palabras de Bri tienen un gran efecto en mí, pero solo porque pienso en la dueña de mis fantasías nocturnas, la que siempre me lleva al orgasmo con tan solo imaginármelo.
– Solo accedí a esta salida Brigitte, porque me obligaste – Le digo en un tono cortante, pero lo único que hace es reír a carcajadas.
Solo ruedo los ojos, y ella me jala del brazo para salir de la casa. Nos subimos al auto mientras ella conduce a la zona donde nos vamos a dirigir.
Son aproximadamente las 7:30 pm, afuera está un poco oscuro, y vivo en un barrio muy protegido y costoso gracias a la ayuda de mis padres. Un montón de casas se encuentran, pero la única que logra llamar mi atención es la que se encuentra al lado de la mía, donde vive ella desde hace tres años.
Sin darme cuenta, llegamos a una pequeña discoteca llena de personas tratando de entrar. Brigitte me voltea a ver y me regala una enorme sonrisa.
– ¿Preparada? – Dice, mientras estaciona el carro en el parking lot, y yo solo suelto un enorme suspiro. – Vamos, Karime, es hora de darle vida a tu vagina. No puedes seguir viviendo en la fantasía, hoy simplemente olvídala.
Con eso me armo de valor, salgo del auto y observo mi top de tirantes beige que resalta mis pechos, una falda a juego algo corta que deja ver mis muslos, y mis botas largas de tacón del mismo color con detalles negros.
Hoy no existe Gala Montes.
Mientras me preparo mentalmente, suelto una enorme sonrisa, y nos dirigimos a la puerta de la discoteca.
..........................................................
Cuando abrimos la puerta del lugar, sale el aire caliente de todos los cuerpos amontonados y borrachos bailando. Brigitte me toma del brazo para dirigirnos a un lugar escondido.Mientras nos sentamos, observo todo a mi alrededor, y observo que hay una pista de baile en el centro, con el DJ colocando música a todo volumen, personas en mesas esparcidas por todo el lugar bebiendo y llenándose de mucha diversión.
Un mesero se nos acerca con una sonrisa, esperando a que le ordenemos.– Yo quiero una michelada con cerveza corona. Y tráeme un vodka también. – Dice Brigitte con mucha energía, mientras le manda miradas sensuales al mesero.
Él voltea a verme, esperando mi orden. – También quiero una michelada con la misma cerveza. – Toma nuestras órdenes, y se va.
Brigitte y yo somos amigas desde hace mucho tiempo, crecí con ella, estudié con ella, y ahora vivimos juntas. Ella en este momento tiene una licenciatura en artes, y es muy buena en lo que hace. Yo solo tengo una licenciatura en administración de empresas, y en este momento trabajo para una prestigiosa empresa desde la comodidad de mi casa.
– Kari, qué te parece aquel chico de allá. – Miro directamente donde su mano apunta, un chico que aparentaba ser de la misma edad que yo, unos 23 años poe ahí, me lanza un guiño mientras levanta su bebida con una mano al momento en que se la lleva a la boca.
– Está interesado en ti, háblale. – Me anima, pero yo solo niego.
– No Bri, sabes que no es mi tipo. – Está a punto de sermonearme, cuando un tipo la interrumpe y la invita a bailar.
Los observo alejarse lentamente, murmurando una y otra vez hasta que los pierdo de vista.
El mesero llega con las bebidas, saco la billetera y le pago la cuenta de una vez. Le doy un largo trago a mi cerveza, buscando a alguien que me atraiga y que me quite este verano interminable que llevo dentro de mí.
Estoy tan sumida en mis pensamientos, que no siento la amielada mirada que es lanzada a mí. No siento su presencia hasta que se sienta frente a mí.
– Karime. – Su voz murmurando mi nombre siempre ha sido la mejor – Un gusto verte por aquí.
Me dice él con cierta picardía, mientras muestra una sonrisa que hace cosas dentro de mí.
– Pro... ehh... Gala... ¿Qué haces aquí? – Mátenme por favor. De todas las cosas que podía decir, solo se me ocurre eso, y peor ¿balbuceando?
Mi cara está ardiendo, y mi cuerpo comienza a pulsar con la necesidad de tenerla dentro de mí.
ESTÁS LEYENDO
Dulce fantasía (Garime)
RomanceSoñé con ella desde el momento en que se mudó al lado de mi casa. Anhelé su toque miles de veces mientras imaginaba por las noche que me hacía suya. La codicié desde el momento en que se nombró como mi profesora universitaria. Y ahora que está tan c...