Los pasos de los caballos aceleraban a medida de que avanzaban, gotas de sudor perlaban su frente, era la primera vez que podía sentir que estaba nervioso por una vez en toda su vida y el ruido del caballo junto con el miedo de ser atrapado se combinaban, no tenía su espada consigo, la había dejado en el barco. Su negligencia lo ponía en riesgo, ahora mismo, después de haber llegado tan lejos, no podía rendirse, no aún. El caballo se detuvo en seco, el mundo paro por un momento y cuando vio hacia abajo, pudo notarlo. Los enemigos también pararon, como si el tiempo se hubiera detenido.
... ¿Cómo acepte.. ésto? — musitó mientras sus dientes se apretaban. —
...
Señor, ¿Es prudente acaso con lo que conlleva esta misión?
— dijo aquel hombre, nunca dudaba de su jefe, eso le extraño al contrario.Estoy completamente consciente de eso, Rintaro, sin embargo..
— se detuvo por un momento antes de proceder con las siguientes palabras. —eres un samurái excepcional, me sorprende rechaces una misión tan fácil.
Lo sé, pero no tiene ningún sentido que lo sigamos cuando ya era un miembro inútil del equipo, siendo tan poco importante para nosotros, no le veo sentido alguno.
— Respondió Rintaro, todavía dudando.Ya lo verás. No subestimes el potencial ajeno, ya te lo he dicho antes.
— El joven simplemente asintió con renuencia, dando una reverencia para posteriormente irse de la habitación, cerrando la puerta detrás del mismo. al salir apreto los puños y poniendo los ojos en blanco, todavía sin entender el por qué. —
Ésto es.. ¡Inútil! No entiendo ésto, debería ser más profesional respecto a ésto pero con cosas como estás es completamente imposible.
— susurró, saliendo de allí. —
— El ruido de katanas chocando retumbaba por toda la isla, la tierra moviéndose ante los pasos rápidos y el sudor cayendo por el rostro de los dos oponentes mientras que alguien más se mantenía tranquilo, sin sudar en ningún momento. —
Tu fuerza es impresionante, pero aún te queda margen de mejora, ¿Así piensas ser el..?
— Antes de que el oponente podría seguir soltó un jadeo al sentir el filo de la espada contra su cuello lo que le provocó una sonrisa. Aunque su contrario no parecía estar tan feliz como él lo estaba. —
Calla, nadie valora tu opinión en absoluto, el jefe me asignó está misión; así que corro ese riesgo solo.
— se acomodó el cabello y luego bajo el arma dándose la vuelta, yendose de ahí. El entrenamiento había concluído. —
Es absurdo, ¿Tú también crees eso, Shui? Además de te desafío a ti a un combate de dos contra uno, actúa como un cobar..
Escucha, no tienes derecho de opinar, eres igual de imperfecto
— El de cabello azúl marino acomodó su uniforme de samurái, todavía manteniendo esa sonrisa tranquila que tenía. —
...
Días después de ese día.
La luna, un disco plateado bajo el manto estrellado, iluminaba la noche con suavidad. El viento, convertido en una corriente helada, azotaba la zona, envolviéndola en un manto de frío y escalofríos. En este escenario, una espada se deslizó suavemente hacia su funda, mientras que pasos lentos, pero decididos, resonaban en la lejanía.
A medida que los pasos se aceleraban, el bosque cobraba vida. Los pájaros entonaban melodías vibrantes, las ranas croaban en coro y los insectos sumaban sus sonidos característicos al concierto nocturno. El pasto crujía bajo los pies de los caminantes, su sonido creciente se entrelazaba con el murmullo de voces.
La multitud hablaba, cada voz superponiéndose a las demás, creando un clamor indiferenciado. Nadie podía distinguir quién refutaba una idea importante o quién compartía historias olvidadas. El muelle, testigo silente, absorbía el bullicio.
En un claro, los pasos cesaron. Solo el chirrido de la madera bajo los pies de los presentes y el rumor de conversaciones persistían. El amanecer, envuelto en sombras y sonidos, guardaba sus secretos.
Sólo se escuchaban las cajas acumulándose en el suelo, llenas de comida en las mismas, un marino se quejo de una caja extremadamente pesada.
Ésto pesa de más, ¿Que hay adentro?
La dejo en un lugar no tan visible ya que era dónde podía llegar, una vez examinada la zona la caja se abrió suavemente, unas piernas de un hombre mayor saliendo de la misma caja pesada de la que mencionaba aquel hombre, se estiró por un momento y luego desvío su mirada para tantear la zona por completo ya que en la caja su visión era reducida para una examinación a fondo. Cerro la caja y posteriormente, con pasos suaves y cautelosos llego a un lugar seguro para evitar sospechas, aunque se le escapó un jadeo al ver a un marino justo allí, ambos se miraron, se quedaron quietos y minutos después..
Se escucho un retumbe en el ático dónde se guardaba el alcohol y pronto un hombre que no había estado allí antes salió vestido de marino, que raro. Rintaro se río por dentro, había conseguido lo que necesitaba para evitar sospechas.
Todos terminaron de guardar cada caja y los marinos se despidieron de su familia, el capitán del barco tomo el timón y el mismo Rintaro agarró la cuerda que sostenía el barco con el muelle y la soltó, comenzando el viaje.
El viaje transcurría con normalidad, los marineros riendo y tomando cerveza sin cautela, simplemente el chico los miraba con una expresión tranquila, no planeaba divertirse está vez, no era hora.
¿No planeas tomar, colega?
Le mencionó uno de sus "colegas", sonriendo mientras intentaba obligarlo a darle un sorbo a la cerveza, pero rápidamente se nego.
No gracias, por ahora no tengo ninguna intención de tomar alcohol.
Dijo el samurái, aunque pronto se levanto, sus pies dirigiéndose hacia las escaleras y una vez estuvo fuera del ático observó como se ponía la luna, pues habían pasado horas desde que habían zarpado del lugar, el barco iba a Europa, eso le sería útil al mismo. Se sentó en el suelo frío mientras el viento se volvía más denso y le costaba casi que respirar con normalidad. Había bajado la guardia y cuando miró hacia su derecha pudo ver otro barco el cuál hizo que algo impactará contra el barco pero simplemente se quedó paralizado sin saber que hacer.
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𝔇ramatic 𝐒acrifice. - 𝔏os contrincantes sin fulgor.
Adventure𝐔n samurái solo intentando capturar a un incógnito japonés, no habría nada malo en eso, ¿o si? quizás Dios no estaba de su lado para no tener conflictos.