E4 •

6 1 0
                                    

10 meses después.
Diciembre.
Londres.
Antonio Bernocchi.

Las puertas del ascensor se abren y sale ella en uno de sus ahora perfectos trajes que claro que se le ven demasiado bien.

Entra al despacho y se quita la chaqueta quedado en una de sus camisas que parecen más su piel que otra cosa, me mira y deja la chaqueta encima del escritorio.

Me ruedo y le abro los brazos cuando se a donde viene.

- estoy cansada - se hace el mártir - me duelen mis pies - le quito los tacones - ¿me haces un masaje?

- no - se sienta mejor y me da un beso en la mejilla - ¿que tal la reunión?

- aburrida, como siempre - sonrío y le tomo la cara - ¿hoy si tendremos sexo? - le muevo la cabeza a modo de negación y me mira mal.

- es por tu bien muñeca - le masajeo el cuero cabelludo y cierra los ojos - ¿mejor?

- si... ¿jugamos algo? - abre los ojos y arrugo el entrecejo, toma mis manos y las baja para darme cariño - estas viejo amor.

- vieja estarás tu - le doy con un dedo cerca de su seno y sonríe.

- entonces.. jugamos - se levanta y miro como su trasero se marca en es pantalón color vino, ni siquiera pareciera que cargara ropa interior y yo me hago la pregunta porque esta mañana salí de la habitación cuando se estaba vistiendo.

- ¿a que?

- ronda de preguntas - tuerzo los ojos y me golpea en la pierna - no seas así.

- dile cinco cosas que te gustan de mi - imito su voz lo más que puedo pero ella me ignora - ¿que buscas?

Saca una hoja y un lápiz antes de cerrar la gaveta, vuelve a mis piernas y acaricio su espalda mientras ella escribe mi nombre y el suyo pero que es dividido por una raya.

- si yo gano haces todo lo que yo quiero por un día.

- ¿eso ya no lo hago? - pregunto con ironía y la muy falsa niega - ok pero si yo gano que será así - alza una ceja - tu harás todo lo que yo quiera todo un maldito fin de semana.

- ¡no seas tramposo! Te estoy pidiendo un día..

- isabella - le tapo la boca y me la quita molesta - no me quieras ver la cara de estúpido que no la tengo, yo se y tu sabes que en esta relación yo hago más lo que tu quieres que tu lo que yo quiero - se queda en silencio - exacto, ahora ¿como vamos a saber que hace punto o que no?

- si tu repuesta me gusta te pongo un punto y si la mía te gusta tu me pones un punto pero si no me gusta tu respuesta yo me pongo un punto y tu viceversa- niego incrédulo - ¿que?

- me quieres hacer trampa en mi propia cara - sonríe - ¿quien eres y que hiciste con mi dulce esposa? - hago que la busco y se ríe.

- cállate que aprendí eso de ti - me ecojo de hombros y termino abrazándola para darle un beso en su mejilla para después acomodarme como estaba - empiezo ¿si yo...

- Dios mio - digo con rapidez y me golpea en el pecho como siempre.

- si yo fuera un gato sin un ojo, una pata y estuviera en medio de la calle llena de lodo - me paso la mano por la cara - y mojandome porque esta lloviendo ¿me adoptaría?

- no porque como sabré yo que eres tu - me cruzo de brazos y lo piensa.

ELLA LO PIENSA.

De tantas mujeres viene la vida y hace que me obsesione con esta niña.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fingiendo Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora