Capítulo 23: Repetitivo.

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Pasaron cuatro días. Días en los que Lucas ya estaba al borde de la desesperación, no sabía que más hacer con Christian. Ya había usado el sedante muchas veces, si seguía así podía causarle problemas en el corazón en un futuro. Había aumentado la dosis de pastillas sin que se diera cuenta pero Christian siempre luchaba contra el deseo de dormir. La última opción que le quedaba era aislarlo, acto que sabía que le causaría un mal rato con Christian. Pero que otra cosa podía hacer.

...

Después de almorzar recogió los platos para que Sam los lavara. Caminó junto a Christian hasta su cuarto, él entró primero y Lucas cerró la puerta pasando el seguro.

-¡¿Lucas que mierda estás haciendo?! -gritó desde adentro mientras golpeaba la puerta con rudeza-. ¡Lucas abre la maldita puerta! -los demás que estaban en la sala, simplemente ignoraron la situación.

-Duérmete.

-¡¡Abre la maldita puerta, Lucas!!

-Será mejor que te mejores, mi padre solo te dió una semana.

Christian dentro del cuarto se detuvo. ¿Una semana? Frunció el seño, Lucas había hablado con Jim. Le dió una patada a la puerta, se volteo y fue a la cama, se cubrió con la cobija.

...

Así pasaron cuatro, cinco, seis horas, todo desde afuera parecía estar tranquilo. Pero la realidad estaba pasando adentro, Christian había pasado esas horas buscando algo, lo que fuera. Para la mala suerte de todos, era justo estaba desesperando y solo estaba comenzando.

Casi todo el cuarto estaba vacío, Lucas había planeado todo con mucho detenimiento, no quedaba nada contundente con lo que pudiera hacerse algo. Ni un lápiz. Se sentó en el piso en una esquina del cuarto, estaba a punto de llorar. Pasó sus manos por su cabello frustrado y estresado.

-Christian...

Levantó la mirada al escuchar una voz, cubrió sus oídos en un intento fallido de no querer escucharla. Se levantó del piso y camino por todo el cuarto, acerco su mano y quitó la cortina de la ventana. Eso era lo único que le quedaba. Su frente terminó golpeando con fuerza el cristal de la ventana, haciendo un sonido extraño que alertó a las cuatro personas que estaban afuera. Echó su cabeza hacia atrás para volver a golpear el cristal, este debido a la fuerza comenzó a agrietarse. Golpeó más de diez veces su cabeza contra esa ventana, que para su suerte, era bastante duro. El último golpe rompió el cristal y lo dejo mareado sintiendo esa parte de su rostro arder mientras la sangre ya recorría su rostro. Justo cuando pensó que caería al piso Lucas lo agarró evitando su caída.

-¿Que hiciste, Chris? ¿No podía quedarte tranquilo por un rato? -ese par de ojos azules lo miraron desorientado-. Quédate quieto. -le dijo. Christian soltó un suspiro lleno de pesadez. Lucas lo cargó hasta la sala y lo recostó en el sofá y fue a buscar algo para limpiar sus heridas.

Sam y Nate casi no le tomaron importancia pero Noah, él no podía quedarse tranquilo, lo miró, la manera lenta y tardida en la que parpadeaba, le preocupaba que Christian estuviera así, no le gustaba eso, pasando por eso se lastimaba demasiado. Frunció el seño al mirar sus ojos, se había quedado mirando fijamente al techo. Vió como movía sus ojos hacia él y le sonreía.

-Lucas... -susurró. Christian se levantó rápidamente del sofá y corrió a la puerta saliendo con demasiada facilidad de la casa.

-Mierda. -Lucas agarró las llaves del auto, salió de la casa y escucho ruidos en las escaleras- Imbécil. -se subió en el ascensor y bajó hasta el estacionamiento. Tardaría bastante bajar siete pisos.

...

Salió del edificio corriendo, escucho el rechinar de unos neumáticos, miró de reojo y era el auto de Lucas. Su cerebro comenzó a trabajar con mayor velocidad y utilizo la distribución de las calles a su favor y fue en una calle contraria a dónde Lucas por humanidad no podía ir.

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora