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Desde que Mina llegó a la preparatoria JYP, ha destacado por sus altas notas e increíble inteligencia, sin mencionar que el pequeño y estereotipado cuerpo de muñeca que posee (incluyendo su esculpido rostro), la hicieron subir rápidamente a la pun...

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Desde que Mina llegó a la preparatoria JYP, ha destacado por sus altas notas e increíble inteligencia, sin mencionar que el pequeño y estereotipado cuerpo de muñeca que posee (incluyendo su esculpido rostro), la hicieron subir rápidamente a la punta más alta de la pirámide social dentro de los alumnos. Esto no solo la hizo ser muy conocida, y siempre andar junto a los más populares y respetados de su escuela, sino que en varias situaciones también le provocó conflictos y con el pasar de los años se fue ganando uno que otro enemigo. Porque por supuesto, ser popular tenía sus ventajas y desventajas, como cada cosa en la vida.

Aquí es donde entra Im Nayeon, la famosa deportista de JYP. Igual de conocida que Mina, con la gran diferencia de que la castaña era un imán para chicas por su estilo lanzado hacia lo masculino y Mina, por lo general, era carnada para los chicos.

Siempre estuvieron con sus peleas innecesarias, de aquí para allá. Competían por notas, trabajos, deportes, etc. Era como una rutina entre ellas comenzar a discutir por lo que sea, solo para molestarse.

Pero aquel día era uno de los últimos antes de salir de vacaciones y próximamente entrar a su primer año de universidad, por lo que, al menos Mina, deseaba finalizar con su rivalidad y acabar en paz con la chica con quien compartió tantos años de experiencia, aunque no haya sido la mejor. Mina quería largarse de JYPE sin nada que le hiciera peso en los hombros para poder partir una vida de adulto tranquila, sin más estupideces y cosas infantiles. Quería un cierre de ciclo y estaba segura que la única que podría dárselo era Nayeon.

Con esa idea en mente, la rubia fue a buscarla a los camerinos, donde generalmente se encontraba.

La había visto jugar su partido de fútbol americano, el último que jugaría en la escuela, y debía de admitir que aunque fuese algo idiota, la muchacha era una muy atractiva jugadora. Hombros anchos, pero sin llegar a ser robustos, manos grandes, uno setenta y pico de altura, cara bonita... Definitivamente si no hubiesen sido enemigas, Mina la hubiese querido en su cama.

—¿Im? —preguntó, entrando al camarín de mujeres.

Los espejos estaban algo empañados y no presenció ningún alma allí dentro.

—¿Qué pasa? —apareció sorpresivamente, secando su cabello castaño con la toalla. Llevaba la playera de su equipo, solo que sin las hombreras, y había cambiado sus shorts del uniforme por un pantalón gris de buzo. Su mirada engreída recorrió todo el cuerpo de la más pequeña sin descuido alguno—. ¿Vienes por un autógrafo, Myoui? —dijo burlesca, acercándose a ella.

Mina rodó los ojos.

—No, linda, venía por otra cosa.

—¿Y eso sería...? —sus ojos de intriga divirtieron a la menor.

—Un tratado de paz.

—¿Tratado de paz? ¿A qué mierda te refieres, enanita?

—A que en esta última semana de clases que nos queda dejemos de molestarnos y tratarnos mal, ya estamos grandes para eso. Además, no nos veremos nunca luego del viernes, ¿cuál es la necesidad de terminar así?

s3x & c#m | minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora