Tatuajes

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Capítulo I

-Por los clavos de... -Hermione arrugó la nariz al percibir el hedor a humedad que desprendía toda la casa.

Tenía años sin visitar el número 12 de Grimmauld Place. En apariencia el lugar parecía completamente deshabitado sin embargo estaba segura que su dueño seguía allí. Lo conocía lo suficiente como para saber que no era de los que daba la vuelta a la página tan fácil. Menos después de todo lo que había pasado.

O por lo menos creyó conocerlo... Hace tanto tiempo de eso, pensó.

-¡Alto intruso! -Para su sorpresa el viejo Kreacher se apareció delante de ella cerrándole el paso.

-Hola Kreacher, vengo a ver a tu amo. Soy Hermione Granger ¿me recuerdas? -el elfo pareció decir algo que había sonado a otra maldita sangresucia pero Hermione lo ignoró.

-El amo no quiere recibir a nadie. El amo desea estar solo.

-Kreacher, es realmente importante que vea a tu amo. ¿Sabes quién soy yo? -Hermione estaba segura que el elfo diría que sólo era otra maldita sangresucia como hace un momento pero la criatura se limitó a observarla fijamente sin emitir palabra -. Soy la Ministra de Magia. Vengo a hacerle una visita oficial -el elfo pareció sopesar por un momento las palabras y unos segundos después relajó su pose defensiva.

-El amo duerme... él duerme mucho últimamente...

Kreacher se dio media vuelta, Hermione avanzó detrás de él dándose cuenta que iban a lo que una vez fue un recibidor. En medio del gran salón se encontraba un destartalado sofá donde yacía un hombre... su hombre. Se acercó más a él pudiendo notar el cabello igual de rebelde que siempre ahora con unos mechones plateados sobre sus sienes. Había una barba espesa, completamente desaliñada, los lentes caían sobre su pecho justo al lado de una botella de bourbon completamente vacía. De igual manera, desperdigadas por el suelo, había un sinfín de botellas de whisky y cerveza, todas vacías.

-Amo... -Harry no se movió ni un poco -. Amo, la Ministra ha venido a verle -Kreacher intentó de nuevo esta vez moviéndole un poco el hombro pero Harry parecía petrificado -. Amo...

-Déjalo, yo lo hago -Hermione levantó la varita percibiendo como Kreacher se tensaba. De no haber tenido delante de ella un espectáculo tan patético seguramente se hubiera reído por la preocupación que el elfo le demostraba a Harry. La pobre criatura se relajó al ver que de la punta de su varita sólo salió un chorro de agua que cayó directamente en la cara de Harry.

-Qué coño...

Los lentes cayeron al suelo chocando con una lata de cerveza, el propio Harry trastabilló al incorporarse, se pasó las manos por el rostro y luego por el cabello. Después empezó a buscar sus lentes que fueron rescatados por Hermione quién se los terminó ofreciendo a Harry.

-Hermione Granger, vaya sorpresa -Harry se incorporó. Tenía un tufo etílico que por poco desmayaba a Hermione -. ¿A qué debo el honor de su visita señora Ministra? -Harry se tambaleo por la habitación pateando botellas vacías hasta que llegó a un pequeño estante al fondo. Cogió una botella a medio terminar, la destapó sin ningún cuidado y le dio un largo trago. Hermione sólo pasó saliva viendo las acciones de su amigo e intentando ignorar la nauseabunda sensación que todo eso le había provocado-. ¿Bien?

-Harry... -el hombre que una vez fue su mejor amigo la observó detenidamente. Esta vez con la mirada más enfocada y sin vacilaciones -. Yo...

-Han pasado diez años desde la última vez que nos vimos. Creo que es algo tarde para compadecerte de tu pobre amigo -un escalofrío recorrió el cuerpo de Hermione al escucharlo. No había ni un sólo atisbo de emoción. Era como si la vida en Harry se hubiera drenado y ahora sólo quedará un recipiente que intentaba llenarse de licor barato.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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